En el corazón de Latacunga, la Biblioteca del Colegio Vicente León fue durante muchos años un verdadero templo de la cultura. Bajo la atenta y dedicada custodia de doña Cecilia Maldonado de Rampany, este espacio no solo albergaba una vasta colección de libros, sino también un valioso tesoro de material audiovisual inédito. Era un lugar donde la historia y el conocimiento se entrelazaban, convirtiéndose en un refugio para los amantes de los libros y los buscadores de saber.
Recuerdo con especial nostalgia las tardes que compartía con mi buen amigo Edmundo Calero, explorando los rincones de esta biblioteca. Allí, entre sus estantes, podíamos encontrar joyas como los libros de Simón Bolívar y los escritos de su maestro, Simón Rodríguez. Cada visita era un viaje al pasado, una inmersión en el pensamiento y la historia que forjaron nuestra América. Pero no solo los libros hacían especial este lugar; también estaban los documentales que doña Cecilia guardaba con cuidado, permitiendo que generaciones de estudiantes y ciudadanos pudieran aprender y soñar.
Para un amante de los libros, como siempre lo he sido, la Biblioteca del Colegio Vicente León era un paraíso. Sus estanterías rebosantes de cultura y conocimiento representaban la esencia misma de lo que debe ser una biblioteca: un espacio vivo, abierto y enriquecedor para la comunidad. Sin embargo, el paso del tiempo ha traído consigo un deterioro alarmante.
Hoy, lamentablemente, la biblioteca está cerrada desde hace cerca de dos años. Lo que una vez fue un santuario de la cultura ahora languidece en el olvido. Los libros, esos testigos silenciosos de la historia, se están destruyendo. No hay ventilación, no hay luz, y, lo que es más preocupante, no hay mantenimiento. Es un daño irreparable no solo contra el patrimonio del Colegio Vicente León, sino contra la cultura y la historia de nuestra ciudad y nuestro país.
¿Dónde están las autoridades del plantel? ¿Qué están haciendo las autoridades del distrito que han intervenido en casi todos los bienes de los vicentinos y latacungueños? Esta situación no solo refleja el descuido institucional, sino también una indiferencia preocupante hacia el legado cultural que representa esta biblioteca.
Es urgente que se tomen medidas para rescatar este espacio. No podemos permitir que la historia y la cultura de nuestra ciudad se desvanezcan entre el polvo y el olvido. La Biblioteca del Colegio Vicente León merece ser restaurada y abierta nuevamente al público. Su valor trasciende el ámbito local; es un testimonio de nuestra identidad, de nuestra memoria colectiva, y de nuestro compromiso con las futuras generaciones.
Hago un llamado a las autoridades, a los ciudadanos y a los amantes de los libros para que unamos esfuerzos en defensa de este invaluable patrimonio. La biblioteca no debe morir; debe renacer como un faro de cultura y esperanza para Latacunga y el Ecuador.