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Los patrones climáticos de la Tierra están influenciados por diversos factores naturales, como la posición del planeta en el sistema solar y la rotación terrestre. Sin embargo, uno de los fenómenos más impactantes es La Niña, parte de la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO), la cual, junto a El Niño, altera de forma drástica el equilibrio climático a nivel global.

La Niña se caracteriza por vientos alisios más fuertes de lo habitual y un enfriamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico. Este fenómeno intensifica las lluvias en algunas regiones, como el este de Asia y Australia, mientras que provoca sequías en otras, como el este de África. Los efectos de La Niña no son uniformes: mientras América del Norte experimenta inviernos más fríos y húmedos en el norte, el sur suele enfrentarse a inviernos más cálidos y secos. Además, La Niña incrementa la actividad ciclónica en el Atlántico, aumentando el riesgo de huracanes más intensos y frecuentes.

El mecanismo que explica La Niña está vinculado con la Circulación de Walker, un sistema de vientos que mueve el aire de este a oeste sobre el Pacífico ecuatorial. La intensificación de estos vientos desplaza aguas cálidas hacia el oeste, permitiendo la afloración de aguas frías y ricas en nutrientes desde las profundidades, con efectos importantes en la pesca y los ecosistemas marinos.

A lo largo de la historia, el ENSO ha influido en civilizaciones antiguas, como la Inca, y se asocia con la Revolución Francesa debido a las malas cosechas que provocó. En la actualidad, se pronostica la llegada de La Niña entre finales de 2024 y 2025, con una probabilidad del 74% de que se extienda hasta el invierno de 2025-2026.

El calentamiento global añade incertidumbre a estos fenómenos. Los científicos advierten que el cambio climático podría amplificar la intensidad de El Niño y La Niña, provocando un aumento de los eventos climáticos extremos, como sequías, inundaciones e incendios forestales. La observación continua y la investigación científica serán esenciales para comprender mejor este fenómeno y mitigar sus efectos en las comunidades humanas y los ecosistemas naturales.

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