¿Qué tanto le gusta vivir en Latacunga?

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Latacunga, una ciudad impregnada de historia y cultura, se encuentra en el corazón de los Andes ecuatorianos. Pero ¿qué tan a gusto se sienten sus habitantes de vivir allí? Esta pregunta fue el centro de una encuesta realizada en el marco del Laboratorio Urbano de Latacunga, un esfuerzo del Grupo FARO y la Cooperación Técnica Alemana (GIZ Ecuador), en el contexto del Programa de Ciudades Intermedias Sostenibles. Esta iniciativa se enmarca en la Agenda 2030, la Nueva Agenda Urbana y el Acuerdo de París, con un enfoque en gestión de riesgos, resiliencia y adaptación al cambio climático.

La encuesta, robusta en su metodología y representativa de la diversidad social de Latacunga, nos revela datos profundos sobre el tejido humano y urbano de esta ciudad. Con un 54% de participación femenina y un predominio étnico mestizo (94%), los resultados reflejan un panorama amplio, desde percepciones sobre la ciudad hasta perspectivas sobre su futuro.

Cuando se preguntó a los latacungueños qué tanto les gusta vivir en su ciudad, las respuestas mostraron un sentido de pertenencia significativo. El 70% de los encuestados seleccionó la opción “me gusta”, mientras que un 27% manifestó un amor profundo por su ciudad al elegir “me encanta”. Solo un 3% expresó descontento con su vida en Latacunga.

Este nivel de satisfacción es fundamental para fomentar un desarrollo urbano sostenible. El sentido de pertenencia refuerza el interés por enfrentar problemas locales y aprovechar las potencialidades del entorno. Sin embargo, la distribución espacial de esta percepción revela marcadas desigualdades.

En los sectores norte y sur, como San Felipe, Sigsicalle y Nintinacazo, se identificaron áreas con un gusto “muy bajo” por vivir en Latacunga. Estas zonas suelen coincidir con barrios donde la vulnerabilidad social y económica es más evidente. Por el contrario, barrios como Guápulo, El Ejido, y el centro histórico reflejan altos niveles de satisfacción, destacándose como espacios con una fuerte conexión emocional de sus habitantes.

Sobre las condiciones de vida en los próximos años, las opiniones están divididas. Un 31% considera que la situación mejorará, mientras que un 40% cree que permanecerá igual y un 29% teme que empeore. Este equilibrio de percepciones también se distribuye geográficamente de manera desigual.

Las zonas que miran con optimismo el futuro incluyen barrios como La Estación y El Rosario al este, y El Calvario y Flores al oeste. En cambio, las áreas con mayor pesimismo, como La Banda y el centro histórico, reflejan preocupaciones sobre las condiciones actuales y la capacidad de la ciudad para superar sus desafíos.

Latacunga enfrenta el reto de consolidar su desarrollo urbano bajo los principios de sostenibilidad, resiliencia y equidad. Los datos de esta encuesta no solo ofrecen una radiografía del presente, sino también un mapa para construir el futuro.

Estudios de este tipo buscan articular acciones concretas que transformen estas percepciones en realidades más equitativas. Abordar las desigualdades espaciales, fortalecer la resiliencia en barrios más vulnerables y fomentar un sentido de comunidad son pasos esenciales para alcanzar la visión de una Latacunga sostenible y próspera.

En última instancia, el gusto por vivir en Latacunga no solo refleja una conexión emocional con la ciudad, sino también el reconocimiento de su potencial. Latacunga tiene los cimientos necesarios para crecer y adaptarse, y los resultados de esta encuesta son un llamado a actuar con decisión y compromiso. Como dice un antiguo refrán andino, “La tierra que se ama, florece”. Que así sea para Latacunga, una ciudad en búsqueda de su mejor versión.

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