Mi trayectoria profesional comenzó desde los años universitarios, cuando ingresé a la Escuela Politécnica Nacional para estudiar Física. Desde entonces, entendí que el aprendizaje y la enseñanza iban de la mano, por lo que empecé a dar clases particulares de física y matemáticas. Esa experiencia inicial me llevó a convertirme en profesor de colegio particular, donde enseñé con entusiasmo ambas materias, consolidando mi vocación como educador.
Uno de los hitos más significativos de mi carrera fue mi etapa como Asistente de Investigación en el Observatorio Astronómico de Quito. Allí descubrí la magia de la investigación aplicada, pero el siguiente paso fue decisivo. Gracias a la generosidad y visión de Mahmud Samandari, me incorporé como Asistente de Investigación y Desarrollo en Equatorial Technologies, una empresa ecuatoriana dedicada al diseño y construcción de antenas parabólicas. En este entorno aprendí a aplicar mis conocimientos en física y programación en proyectos desafiantes, como el diseño de sistemas de comunicación satelital para mercados internacionales. Fue una experiencia transformadora que me llevó a colaborar en proyectos tan ambiciosos como los desarrollados para Alemania y Kazajistán.
Más tarde, mi camino me llevó a la Universidad Católica del Ecuador, donde ingresé como docente y luego asumí cargos de liderazgo, como Coordinador de Posgrados y Director del Centro de Investigación Educativa. Esta etapa me permitió explorar el impacto de la educación en el desarrollo social, marcando mi compromiso con la mejora de la calidad educativa.
Un punto de inflexión fue mi trabajo en la ONG Internacional World Vision, como profesional en Diseño, Monitoreo y Evaluación de Proyectos. Este rol me permitió acercarme a las realidades de las comunidades indígenas del país y comprender sus necesidades desde una perspectiva social y técnica. Este conocimiento fue clave para mi trabajo posterior en Costa Rica, donde, bajo un proyecto del Banco Mundial, integré mis habilidades en estadística, econometría y desarrollo en contextos internacionales.
Al regresar a Ecuador, asumí un nuevo desafío en la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), liderando el desarrollo del Sistema Unificado de Planificación Energética Regional (SUPER). Luego pasé al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), primero como Director de Investigación y más tarde como Director Ejecutivo. Fue un periodo de profundo impacto, dedicado a transformar la evaluación educativa en el país.
Más recientemente, he canalizado mi experiencia en mi propia firma de evaluación y, junto con un grupo de visionarios, creamos la Fundación Innovaciencia, con programas enfocados en la mejora de la calidad de la educación en Cotopaxi, mi tierra natal.
Siempre les digo a mis alumnos: «Estudien, hagan un posgrado, viajen, adquieran experiencia, pero nunca olviden su origen. Vuelvan sus ojos al terruño y conviértanse en agentes de cambio». Esa ha sido mi filosofía: una excelente formación, múltiples proyectos realizados y muchos más por desarrollar, con el objetivo de contribuir al bienestar de los cotopaxenses y del Ecuador. La ciencia, la educación y el compromiso social son el motor que impulsa mi vida, y mi mayor satisfacción es ver cómo el conocimiento se transforma en soluciones reales para nuestra sociedad.