Nos enseñaron que la historia es la narración de los hechos acaecidos en el pasado: la ciencia social es la que se ocupa de su estudio. Los acontecimientos o momentos relevantes, son recogidos para ser contados a las nuevas generaciones. Lo importante es mantenerlos vivos, vigentes, para que no se pierdan en el olvido; luego serán mencionados por alguien que escuchó, pero solamente quedarán en la simple anécdota y finalmente desaparecerán de la memoria colectiva.
Recuerdo haber visto en el “Club Cotopaxi”, situado en la calle Tarqui, entre Quito y Sánchez de Orellana, un pergamino debidamente cuidado y protegido, que daba cuenta de su creación, cuyo valor histórico es significativo para el Club y la ciudad de Latacunga. A éste local asistimos a muchos actos sociales y fiestas organizadas por las señoritas quinceaneras y otras reuniones con cualquier motivo con la finalidad de pasarla bien.
En el pergamino constaban los nombres de los personajes de antaño que tuvieron la magnífica idea de fundarlo en 1945; su antecesor, el “Club de Agricultores de León” desapareció (creado en 1909, aproximadamente). Con el riesgo olvidar alguno de ellos -por lo que pido disculpas anticipadas-, figuraban:
Gil Alberto Enríquez Gallo, Sixto Lanas Quintana, Maximiliano Naranjo Lanas, Pompeyo Hidalgo Alvarado, Arsenio Hidalgo Cepeda, Camilo Gallegos Toledo, Modesto Ramos Enríquez, Carlos Egas Moscoso, Manuel Eduardo Maya Naranjo, Agustín Albán Arias, Víctor Lanas Quintana, Guillermo Ramos Enríquez, Rafael Berrazueta Pino, Luis Berrazueta Pino, Alberto Naranjo Lanas, Jorge Baduy Escandar, Enrique Mejía, José Antonio Bueno Stacey, Carlos Bermeo.
Hace aproximadamente 15 años, este pergamino desapareció del salón de juego del Club Cotopaxi, lugar donde se lo exhibía. Nadie supo dar cuenta de quién fue el que se lo llevó. ¿Cuál fue la motivación? ¡Simplemente se lo llevó! ¿Dónde podrá estar ahora mismo? Su valor no está en lo material, pues no es sujeto de venta ni de canje; su valor es histórico y parte de la esencia misma del Latacungueño y Cotopaxense. Muchas historias, anécdotas, chistes, apodos y más cuentos, salieron de las charlas de los socios que disfrutaban de compartir entre buenos y cálidos amigos.
Recuperar este ambiente de camaradería es lo que corresponde, pues una entidad cualquiera, solo vive a través de sus miembros, incorporando nuevos elementos que lo enriquezcan y retorne a lo que fue: un sitio de reunión, de juego, de la sana discusión y del recuento de historias pasadas.
Sería deseable que se coloque una placa recordatoria con los nombres de los fundadores del Club de Agricultores – Club Cotopaxi, como una especie de desagravio por la imperdonable e irreverente acción mencionada.
Publicado en La Gaceta el 17 de mayo de 2024. Link no disponible.