El diario «El Mercurio» de Cuenca, en su edición del 11 de mayo pasado, recuerda el aterrizaje en ésta ciudad del primer avión de Panagra en la mañana del 26 de abril de 1941, dando así por inaugurado el «Mariscal Lamar» de dicha ciudad. Recuerda que a bordo se encontraba el presidente de la república de entonces, Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río. Hecho histórico ciertamente significativo para el país, la ciudad y la aviación comercial. La aeronave se trataba de un DC-3, calificado como bandera de la firma Douglas que lo construyó.
En la aeronave también viajaban el vicepresidente de la aerolínea, Gloria Eastman Lasso, señorita aviación por Pichincha, y obviamente otros pasajeros. La señorita en mención era prima del que sería posteriormente presidente del Ecuador, señor Galo Plaza Lasso (1948 – 1952). Con el paso de los años ha sido motivo de preocupación de la ciudadanía y autoridades de la localidad, el hecho de que las instalaciones e infraestructura de dicho aeródromo, resultaban pequeñas e insuficientes para atender la demanda y la operación de nuevas aerolíneas.
Para entonces, el aeródromo, era apto para el aterrizaje y despegue de aeronaves. Las autoridades aeronáuticas, tanto civiles como militares, a su turno, fueron mejorando las instalaciones, para convertirlo en aeropuerto, con terminal apropiado y ayudas a la navegación aérea modernas; sin embargo, no podían resolver la cuestión relativa a la extensión de la pista de aterrizaje (1.898 metros de longitud por 36 metros ancho). Solo posee un «taxiway» desde la plataforma hasta la cabecera de la pista.
Recuerdo que, en el año 1976, cuando trabajaba en la Dirección de Aviación Civil (DAC), el Director General de entonces, haciéndose eco de los pedidos de autoridades y ciudadanos cuencanos, resolvió efectuar varios sobrevuelos por los sectores donde podría construirse un nuevo aeropuerto para Cuenca. La presión política era muy fuerte, al punto que se debían tomar decisiones, a fin de evitar que la situación pase a mayores. El Douglas DC-6 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), al mando del piloto latacungueño, mayor de aviación Tarquino Liger Villavicencio, realizó varias «pasadas rasantes» por los eventuales sitios, incluido el sector de Tarqui.
Para mí fue una experiencia única, de mucha adrenalina y natural recelo, debido a las maniobras de mi amigo y hábil piloto. La conclusión de entonces fue que la explanada de Tarqui resultaba ser un lugar nada recomendable por la escasa visibilidad para las respectivas maniobras que exige una operación segura de acuerdo a las normas aeronáuticas. La nota del diario «El Mercurio», concluye señalando: «La Cuenca de hoy dista con la de antaño. Y, sin embargo, la ciudad continúa con un aeropuerto pequeño, que dista de las verdaderas necesidades que se tienen. Hasta cuándo, pues los cuencanos deberán esperar».
He consultado a experimentados pilotos acerca de cómo verían ahora si se vuelve a considerar el sitio mencionado; me han comentado que ese sector es algo similar al de Tababela de la capital: amanece nublado, pero con tecnología moderna, en materia de ayudas a la navegación, sistemas de aproximación y posicionamiento, se puede mitigar la falta de visibilidad y asegurar así operaciones seguras y eficientes. De todas maneras, Cuenca ha logrado un significativo crecimiento del tráfico aéreo, y posicionarse como destino importante para el turismo.
Publicado en La Gaceta el 31 de mayo de 2024. Link no disponible.