“Las opiniones publicadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión de la Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito. Todas las opiniones han sido publicadas con la expresa autorización de sus autores.

Cobijados por la pequeña pantalla, fijos los ojos en ella y con veloces dedos deslizándose en escrituras, casi siempre maltrechas, descompasadas y llenas de errores, cientos, miles, millones de tuiteros alrededor del mundo damos ceremoniosas sentencias, implacables juicios y horrendas irreflexiones sobre cómo gobernar un país. La comodidad y la trivialidad son lo nuestro. Hasta ahora no encuentro algo sesudo que me explique, sin insultos y procacidades, cómo fue que perdimos nuestra isla de paz.

–Hábleme de la intertextualidad de su obra, dice la voz del joven entrevistador.
–No se lo digas a nadie, pero no sé qué es eso, confieso.
–No diga, me voy a sacar cero.

De reojo veo en mi teléfono un significado: “Utilización de textos ajenos en uno propio de manera explícita o implícita”.

Pero, es tarde, el chico ha colgado y yo cargaré, como un yunque, su cero en mi espalda.

Leo las deliciosas instrucciones de Julio Cortázar y decido dejarme influenciar, así podré contestar al próximo joven que me entreviste: “Instrucciones para llorar: Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente la nariz. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma de la mano hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos”.

Estas son las instrucciones para tener un país violento:

Instrucciones para el ciudadano. Vote siempre sin pensar, déjese llevar por los ofrecimientos que usted sabe que nunca se cumplirán, pero le mantendrán la esperanza a flote por unos meses. Vote por el partido más colorido, más guapachoso, tropicaloso y sabroso. Identifíquese con la chabacanería, el baile y la vulgaridad. Crea a rajatabla en la honradez del ladrón/a de cuello blanco o de poncho o de pole dance, entre más cínico/a mejor.

Instrucciones para el político. Tan pronto llegue al poder empiece a gestionar leyes que lo beneficien a usted, a su familia y a tres generaciones venideras. La vida está jodida y no habrá mejor herencia que esa para los suyos, junto al retrato en Carondelet, obviamente. No se le ocurra gastar medio céntimo en la niñez. Si son desnutridos es porque solo comen golosinas; si su educación es mala es porque, no contentos con ser pobres, ¡son vagos! Cuidado con dejar los recursos naturales bajo tierra, no será pendejo. Ahí es donde está su verdadero negocio. Sáquese de la cabeza la palabra ética. Siga estas instrucciones al pie de la letra y oiga solo el rechinar de los hielos en su vaso de whisky.

https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/instrucciones-nota
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