En la memoria de casi todos los estudiantes hay un profesor o profesora que se caracterizaba por su estricta actitud, alguien cuya presencia en el aula era sinónimo de silencio absoluto y obediencia inmediata. Durante mucho tiempo, estos educadores han sido considerados figuras de autoridad que infundían respeto (y, a menudo, miedo), bajo la idea de que la disciplina estricta es sinónimo de aprendizaje efectivo. Sin embargo, un estudio reciente realizado por las universidades de Essex y Reading en el Reino Unido ha puesto en tela de juicio esta creencia, revelando que los profesores que adoptan un enfoque más controlador en el aula pueden ser menos efectivos para inspirar a sus alumnos.
La investigación, publicada en el British Journal of Educational Psychology, analizó cómo el tono de voz de los docentes afecta a los estudiantes de entre 10 y 16 años. A través de un experimento con 250 niños, se reprodujeron grabaciones de voces de profesores y se pidió a los estudiantes que calificaran cómo se sentían al escucharlas.
Los resultados fueron reveladores: los niños reaccionaron significativamente mejor a tonos de voz que transmitían apoyo y comprensión, mientras que los tonos duros y controladores provocaron una caída en su autoestima y disminuyeron su disposición a cooperar. Los tonos estrictos no solo generaron resistencia, sino que también hicieron que los estudiantes percibieran a sus profesores como menos confiables.
El estudio también reveló que los estudiantes expuestos a un estilo estricto de enseñanza eran más propensos a rebelarse, experimentaban un menor bienestar y tenían menos probabilidades de compartir sus problemas, como el acoso escolar. La falta de apertura emocional y el aumento del estrés generados por un entorno controlador tienen un impacto profundo en la relación entre alumnos y docentes, afectando negativamente tanto el aprendizaje como el desarrollo personal de los jóvenes.
Por otro lado, un tono de voz más amable y de apoyo fomentó una conexión más fuerte entre los estudiantes y los profesores. Según los investigadores, estos profesores lograron inspirar cooperación y confianza, elementos clave para construir un entorno de aprendizaje positivo.
La profesora Silke Paulmann, jefa del Departamento de Psicología de la Universidad de Essex, enfatizó que no solo importa qué dicen los docentes, sino también cómo lo dicen. “El tono de voz que utilizan los profesores realmente importa. La forma en que modulamos nuestra voz puede tener efectos profundos en los oyentes”, afirmó.
El profesor Netta Weinstein, quien también participó en el estudio, agregó que el tono de voz es una herramienta poderosa para transmitir interés, empatía y apertura. “Es fácil olvidarlo cuando estamos estresados o cansados, pero los profesores pueden proporcionar un entorno de aprendizaje positivo si son cuidadosos con su tono de voz”, explicó.
Este estudio no solo proporciona una nueva perspectiva sobre el impacto del comportamiento docente, sino que también destaca la importancia de incluir la comunicación emocional y el manejo del tono de voz en la formación docente. Aunque el experimento se realizó en un laboratorio, los investigadores esperan que futuros estudios lleven estas observaciones a las aulas reales para identificar cómo se pueden implementar mejoras en la práctica diaria.
Los resultados de esta investigación son un llamado a replantear cómo entendemos la autoridad en el aula. Si bien la disciplina y el orden son esenciales para el aprendizaje, el enfoque no debe basarse en el miedo o el control, sino en el respeto mutuo y la conexión emocional.
Un profesor no solo es un transmisor de conocimientos; también es un modelo de comportamiento y una figura clave en el desarrollo personal de sus alumnos. Los profesores amables, que saben equilibrar la autoridad con el apoyo, no solo logran inspirar, sino que también crean un entorno donde los estudiantes se sienten valorados, escuchados y motivados a alcanzar su máximo potencial.
En última instancia, este estudio nos recuerda que el aprendizaje no solo ocurre en los libros, sino también en las relaciones humanas que se construyen dentro del aula. Y esas relaciones, como bien demuestran las voces de los profesores, tienen el poder de transformar vidas.