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La música fue y es aliciente vital, suaviza la tensión del espíritu y acaricia las neuronas, su voz impulsó a muchos pueblos a crear, amar y crecer. Dos semanas atrás tuvimos la oportunidad de asistir al concierto inaugural de la orquesta sinfónica Cosmundo en la Casa de la Música. Esta novel organización es resultado de un gran esfuerzo de la conocida y prestigiosa directora Andrea Vela Mosquera y el maestro ruso Leonid Kolessov, que deleitaron al público con “La Sinfonía del Nuevo Mundo” de Dvorak y la presentación de dos jóvenes artistas del baile y la guitarra eléctrica.

Satisface saber que la Capital tiene un público interesado en la música culta que casi colmó el escenario, pese que esa noche la capital ofrecía el masivo concierto de Shakira, interesante y alentador percibir esta actitud de jóvenes y adultos seguidores de esta clase de arte.

La creación de Cosmundo, gigantesco esfuerzo de su directora, que con el apoyo generoso de un grupo de personas que contribuyeron de todo, para consolidar el proyecto y sacarlo adelante, creación que sin duda seguirá aportando con el arte sinfónico e incentivando la apreciación cultural de los ciudadanos.

Importante señalar que la maestra Vela, profesional de talla internacional pone énfasis en lo que le corresponde, como líder cultural asume compromisos por la cultura musical que incluye la promoción de jóvenes talentos y no deja de pensar en el desarrollo cultural de Ecuador.

Esfuerzos de calidad como este, deberían asumirse frontalmente por los gobiernos de turno, permitiendo abrir nuevos horizontes a la juventud en tiempos difíciles y conflictivos, considerando el efecto que la música tiene en las colectividades, es de esperar que el Ministerio de Cultura tome en cuenta estos valores que se pueden promover como estratégicos, puesto que la calidad del espíritu colectivo se empodera y suaviza. Crear normativas motivadoras a los grandes contribuyentes fiscales para fomentar la creación cultural, como lo muestra este proyecto donde lo privado mostró su participación.

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