Así llamaban los romanos imperiales al Mediterráneo definiendo sus dominios pero en la actualidad es referente de un mar compartido, espacio común que une culturas y civilizaciones.
El reclamo insistente a la modificación del tratado del mar, del que se responsabiliza al Gobierno de Correa, por reducción del espacio soberano, tiene a un joven líder político reivindicando los derechos de protección sobre las 200 millas que, con la su imperativa influencia sobre el Pacífico, le ha permitido a China llegar a estas agua ricas en vida marina y pescar especies de todo orden en forma gigantesca para abastecer su mercado.
Marcelo Larrea lleva adelante una persistente lucha reivindicatoria de recuperación soberana de nuestros derechos sobre el mar por casi un lustro y considera que podría lograr su objetivo si alcanza una revisión gubernamental y conciencia nacional, sostiene su punto de vista en legislación vigente, sin embargo, es una dura y difícil apuesta.
Larrea es muestra de lucha cívica y persistencia como pocos hoy en día, también centró su acción en el tema Hotel Quito, asunto poco claro en el que lo arquitectónico es asunto protegido y otra el parqueadero, donde un proyecto de rascacielos mejoraría a la González Suárez, pero esto parece preocupar a los vecinos de La Floresta.
En estos temas mantiene su línea sin amilanarse y persiste sostenidamente en sus luchas cívicas, dando ejemplo de compromiso con asuntos de interés colectivo y que los jóvenes y personas de mediana edad deberían asentar su visión en realidades y no en absurdas burbujas electrónicas. Saludable ejemplo la actitud de este joven que hace presencia a través de todos los medios con claras ideas y bases técnicas, como debe ser la discusión política.
La mayoría de políticos son nada sinceros en reconocer errores. Eso nos ha convertido en circo de mentiras, pero creemos que la actitud de Larrea es honesta y busca llegar para cambiar rumbos.