Tenemos oro y no la capacidad de aprovecharlo, pasaron dos siglos de república y nada cambió, nuestros tesoros siguen siendo asaltados por corsarios que navegan por el mundo con bandera de inversores.
Atracos sistemáticos a los recursos a cambio de abalorios o gratis por el crimen organizado, por lo que los beneficios nunca llegarán a la colectividad. Transformar esto requiere gobernantes y funcionarios pulcros e incorruptibles.
La riqueza petrolera rescatada en su momento por ecuatorianos, creó la industria obteniendo beneficios que permitieron modernizar el país, sin embargo, la mayoría de operadores “políticos” fueron parte de la traición y corrupción destruyendo la calidad del aporte y obteniendo tajadas en contratos.
En nombre del progreso se desarrolla la minería que, a pesar de la metodología moderna siempre impacta sobre otros recursos vitales, sin embargo, lo ilegal y el crimen tomaron fuerza y capitales oscuros avanzan sin tregua, la gestión gubernamental debe ser eficaz, rápida y transparente.
En cada concesión penetran siempre lobistas corruptores, impidiendo lograr contratos equilibrados “ganar-ganar”. La aprobación urgente de una una nueva carretera que penetra el sur del país hacia la selva, ¿será para beneficio de esos alejados pueblos o “aporte a las nuevas concesiones ilegales” ?
Nuestro dilema, necesitamos recursos y las normas ambientales son exigentes y significan costos, pero las ganancias son grandes por eso negociar bien las concesiones es obligación “sine qua non” para que el país se beneficie en algo.
Vivimos el reino del TikTok, Instagram, Facebook, etc. Eso es la “realidad” para los jóvenes que son la fuerza del país, lo importante queda en el olvido. Escasez de valores y análisis, permiten que el “derrame de propaganda oficial” cuente otras “verdades” sin que se advierta los altos riesgos de la minería “legal e ilegal”. Esperemos al menos que el Banco Central reciba las regalías en “lingotes de oro”, porque el dólar tiene caminos dudosos.
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