A finales de los años 90, tuvo lugar una reunión de “jorgas” en el restaurante El Fogón de Latacunga, en la que participaron jóvenes de clase socioeconómica alta de la ciudad. Algo curioso llama la atención en las fotos de esa reunión: solo el 20% de los asistentes tenían estudios de tercer nivel. Si contrastamos esto con una reunión similar en Ambato por la misma época, se observa que el 80% de los jóvenes presentes eran profesionales con títulos universitarios. Esta diferencia se hace aún más evidente al considerar las características económicas de las dos ciudades: mientras Latacunga se enfoca principalmente en la agricultura, la ganadería y la manufactura con baja industrialización, Ambato ha avanzado hacia un modelo más comercial e industrializado, con un mayor énfasis en la educación superior.
La apuesta por la educación de calidad en Ambato es notable. Las universidades públicas y privadas en la ciudad han crecido tanto en número como en prestigio, lo cual contrasta con el panorama educativo en Latacunga. Una muestra de esta diferencia pude observar en mi experiencia como profesor en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), considerada la mejor universidad del Ecuador. Durante mi tiempo allí, solo cuatro profesores latacungueños teníamos un doctorado (Ph.D.): Pepe Varea (+), David Romo (jubilado), Farith Simon (decano de Jurisprudencia) y yo mismo. En cambio, había más de 12 profesores ambateños con Ph.D., lo que resalta el esfuerzo de la comunidad ambateña por invertir en la formación de alto nivel.
Sin embargo, no se trata únicamente del número de profesionales, sino también de la calidad de la educación. Las evaluaciones realizadas por el INEVAL muestran que la calidad de la educación pública en Cotopaxi es deficiente. Un ejemplo claro es el Colegio Vicente León, que antaño era considerado uno de los mejores del país. Hoy en día, sus graduados obtienen un promedio de 670 puntos sobre 1.000, y sus profesores alcanzan los 700 puntos sobre 1.000, ubicando a la institución entre las peores 4.000 del país y también en una posición desfavorable a nivel latinoamericano. En una región donde la educación ya es relativamente baja en comparación con otras regiones del mundo, estos resultados son alarmantes.
La problemática no se limita solo a la educación secundaria. En la educación superior, los resultados son igual de preocupantes. Al revisar las tesis de los graduados de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC), se observa una calidad baja y contenidos desactualizados. En muchos casos, las monografías de estudiantes de colegios con el programa de Bachillerato Internacional (IB) superan en calidad a las tesis de los egresados de la universidad, lo cual refleja un desajuste profundo en el sistema educativo de la provincia.
Por otro lado, cabe destacar que no todo el panorama es negativo. En Latacunga existen excepciones notables, como la Unidad Educativo CEC, que está entre los mejores colegios del país según los rankings nacionales. Esta institución demuestra que es posible alcanzar altos estándares educativos en la región, siempre y cuando se realicen esfuerzos sostenidos por mejorar la formación tanto de estudiantes como de docentes.
¿Qué podemos hacer?
La falta de calidad en la educación tiene consecuencias graves. Cuando un estudiante del Vicente León, con un puntaje promedio de 670, no puede acceder a la educación superior, se le considera técnicamente un analfabeto funcional: pueden leer, pero no comprende lo que lee y realiza operaciones matemáticas solo a nivel básico. Para superar esta situación, es necesario un enfoque integral que no solo aumente las tasas de acceso a la educación superior (actualmente solo el 25% de los estudiantes de Cotopaxi acceden a la universidad), sino que también mejore la calidad de la formación en todos los niveles.
La Fundación Innovaciencia está liderando diversos proyectos que buscan mejorar la calidad y la equidad en la educación de la provincia. Entre los más destacados se encuentran:
- Proyecto IntiSTEM: Una iniciativa que busca fomentar el interés y las habilidades en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) entre los estudiantes quichua hablantes, preparando a los jóvenes para el futuro tecnológico y científico.
- Proyecto IST Innovatech: Un programa orientado a modernizar la educación técnica y tecnológica, alineando los contenidos con las necesidades del mercado laboral actual y las tendencias globales.
- Universidad Privada Innovatech: Considerada “la cereza del pastel”, este proyecto educativo tiene como objetivo ofrecer una educación superior de alta calidad en la provincia, con un enfoque en carreras innovadoras y acordes a las necesidades de la región y del país.
Para transformar la realidad educativa en Cotopaxi, es crucial invertir en la capacitación continua de los docentes, actualizar los contenidos curriculares, y garantizar que las instituciones educativas cuenten con los recursos necesarios para proporcionar una enseñanza de calidad. Además, es fundamental que las autoridades locales y provinciales tomen decisiones basadas en datos y evidencias, siguiendo ejemplos exitosos de cómo hay ciertas instituciones educativas que se han posicionado en poco tiempo como las mejores, sin injerencia de la politiquería.
Solo con una apuesta decidida por la educación de calidad, Cotopaxi y su capital, Latacunga, podrán cerrar la brecha con otras ciudades más desarrolladas del país y ofrecer a sus jóvenes oportunidades reales de crecimiento personal y profesional.