Con el debate del 23 de marzo arrancó formalmente la campaña de la segunda vuelta electoral que definirá quién asumirá la presidencia de la república por los siguientes cuatro años, conforme lo establece la constitución, aquel mamotreto que ha causado tantos problemas de gobernabilidad al Ecuador. Esta se apartó de los principios que inspiran a una estructura política de equilibrio de poderes, de pesos y contrapesos, independencia de la justicia, que consagró el estado de derechos, sin asegurar, en contraprestación, las consiguientes deberes y responsabilidades de los ciudadanos.
La gente ha presenciado una serie de eventos que en nada contribuyen a motivar positivamente al electorado para lograr un adecuado pronunciamiento; todo lo contrario, ha observado con sorpresa y preocupación ciertos comportamientos y manifestaciones vacías de contenido e insultos. El ciudadano de a pié -a quién también le llega información sea completa, interesada o tergiversada-, siente que la clase política no sintoniza sus acuciantes y verdaderas necesidades, sumado a que las propuestas de solución son de corte simplista, populista y demagógica.
Los chats intercambiados entre personajes de la RC5 – con seudónimos chistosos, como el de la Rana René-, que fueron exhibidos por la fiscalía dentro del “caso ligados”, denotan el desesperado afán por controlar instituciones, como el CPCCS, pero también implican la bajeza a la que han migrado ciertos dirigentes políticos. Esta cuestión fue materia del debate que sacó de casillas a Gonzales iniciando una andanada de insultos, acusaciones y descalificaciones a Noboa. Sócrates decía: “Cuando el debate está perdido, la calumnia es el arma del perdedor”. Eso quedó en la retina de muchos.
También han escuchado a los genios de política monetaria, Paola Cabezas y Gisela Molina, en el programa de televisión “políticamente correcto”, referirse a cómo llevarán a cabo la dolarización a “la ecuatoriana”. Dijeron una cantidad de dislates al respecto que le ardieron las entrañas a la Luisa, al punto que, para minimizar la chambonada, dijo que ellas “se enredaron” y que no son las que tomarán decisiones en esta materia pues solo son asambleístas. No obstante, debemos coincidir en que la desdolarización es lo que el correísmo tiene en la mira si llegan al poder. Lo que terminó por hacerle perder el debate fue su declaración que reconocerá al régimen de Maduro. ¡Hasta ahí llegó!
Si la campaña no se centra responsablemente en temas de fondo, con propuestas concretas y viables, entonces seremos sólo espectadores de sainetes ridículos, populistas y presenciando accidentadas concentraciones y actos delictivos que incluso cobrarán la vida de inocentes afectando a muchos hogares ecuatorianos. Estamos al frente de dos opciones: o apoyamos a aquellas falsas promesas y propuestas vacías y contradictorias donde priman insultos y descalificaciones, o, por el contrario, vamos definitivamente a un régimen que ofrece libertad para trabajar y crecer, dentro de un estado de Derecho.
Dicho lo anterior, en este proceso es de vital importancia exigir coherencia y claridad a los principales actores y también a los que directa e indirectamente participan en esta contienda. Queremos un Ecuador de paz, seguridad y prosperidad; aspiramos que un sector privado, con garantías, genere riqueza y trabajo, y, por supuesto, no queremos volver a un estado obeso que, por lo demás, no ha sido capaz de administrar los bienes del estado. ¡Esa es la cuestión de fondo!