¡La invitación que les dolió!

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El 20 de enero se cumplió la posesión oficial del presidente número 47 de los Estados Unidos de América, Donald Trump, evento que se celebró en la ciudad de Washington con todas las solemnidades del caso. La ceremonia y juramentación para el ejercicio del cargo tiene significativa importancia para la democracia del país más poderoso del mundo económica y militarmente. Todos los gobiernos del orbe están muy pendientes de cuáles serán las políticas que imprima la nueva administración.

La sola mención de que el presidente Noboa asistirá al mencionado acto de investidura, junto con Milei y Bukele, suscitó los consabidos y rabiosos cuestionamientos del sector de la RC5. Una de sus conspicuas y destempladas militantes, Mónica Palacios, reaccionó poniendo en duda la invitación y no pudo ocultar su desespero y actitud de remordida envidia. No admiten que una persona que no provenga de sus filas esté en eventos de significativa trascendencia en el plano mundial.

Aquellos discursos y desplantes de la tendencia que defienden, por absurda y fracasada, ya no tienen eco en la actualidad. Lo cierto es que su participación constituye una especial deferencia al presidente Noboa y por añadidura al Ecuador que debemos ponderar y tomarla como una demostración de apoyo a sus políticas que viene adoptando en favor del país. Pero la ceguera de la gente hace que se la tome negativamente y se trate de minimizarla. ¿Y qué esperaban? ¿Una invitación a Luisa o a alguno de sus líderes?  Para comenzar, se necesita visa para ingresar a los EE.UU. requisito que por supuesto no se cumple. Además, si odian al «imperio» no pueden esperar que éste sea recíproco, y claro apareció la envidia, definida por la RAE, como «tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee». En opinión de Bertrand Russell la envidia «era una de las causas más potentes de la infelicidad». Y este tipo de manifestación además les debe carcomer sus egos, sin que tengan la más mínima posibilidad de lograr similares condiciones de reconocimiento internacional.

Es indudable que Noboa, al hablar perfectamente el idioma inglés, seguramente se habrá desenvuelto como pez en el agua en sus entrevistas y contactos con personalidades de alto nivel político y sectores empresariales. ¡Bien por el país! Es una de sus principales obligaciones el velar por la buena imagen del Ecuador en el concierto internacional. Pocos aventureros y «sufridores», como suelen llamar, han calificado la visita como un acto protocolario más, sin entender que esta magnífica oportunidad puede ser el incentivo que requerimos para mejorar nuestra penosa situación de inseguridad.

Tener buenas relaciones con los Estados Unidos de América y su presidente no es una cuestión menor; es garantizar los principios que inspiran la democracia representativa; posibilitar el desarrollo vía inversiones es la clave; colaboración y coordinación de medidas para el combate al crimen organizado es lo que corresponde para posibilitar el trabajo y emprendimientos de la gente sin miedo y contratiempos.

Por tanto, los funcionarios del gobierno y nuestra embajada en Washington, debidamente representada y asistida por personal preparado, deben coordinar lo necesario para lograr la cooperación y asistencia indispensable en áreas sensibles que posibiliten salir adelante y tener esperanza de un futuro mejor.

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