¡Uso del espacio público!

“Las opiniones publicadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión de la Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito. Todas las opiniones han sido publicadas con la expresa autorización de sus autores.

El crecimiento poblacional, la industria de la construcción, el aumento de vehículos, entre otros, forman parte de las dificultades que acusan hoy en día la mayoría de las ciudades; es un fenómeno natural e imparable que trae consigo problemas de diversa índole que impactan negativamente en el diario vivir de la gente. Ninguna ciudad del país está libre de este fenómeno que cada vez se va agrandando, sin visos de encontrar alternativas de solución o de minimizar los impactos que aparecen, parte de preocupación generalizada.

Esta problemática de impacto social y económico requiere indudablemente de autoridades que sepan administrar las ciudades con criterio técnico y de planificación rigurosa para que los servicios públicos sean lo más eficientes posibles; que el entorno valioso de sus edificaciones históricas conserven su brillantez y esplendor, y para que la ciudadanía se sienta orgullosa de pertenecer y vivir en ellas. Es la gente la que debe estar vigilante de las acciones que llevan a cabo sus alcaldes a fin de que no permitan atentar contra el espacio público.

Las calles, aceras, plazas, parques, jardines –de las que hace muchos años disfrutamos-, forman parte del entorno de una ciudad. Su cuidado es indispensable para que la ciudad sea atractiva para transitar, vivir y disfrutar. Al constituir espacios públicos no quiere decir, en modo alguno, que se constituyan en uso irresponsable, indecoroso o que sirvan como sitios de utilidad para negocios: estos deben sujetarse a regulaciones a través de ordenanzas y disposiciones de autoridad competente. Es así como la convivencia social es realizable o llevadera.

En el caso de nuestra querida Latacunga, hemos comprobado que varios comportamientos dejan mucho que desear; se advierte, por ejemplo, que las ventas ambulantes están en todas partes; los vehículos se parquean en sitios que entorpecen la circulación, a pesar de los anuncios públicos de “no estacionar”; el tránsito está colapsado y los semáforos no ayudan mucho. Varios comercios sacan sus productos a las veredas o los exhiben en ventanas o paredes, afectando la movilidad de las personas y el lustre de la ciudad. Casas centrales del casco central antes respetadas, ahora las han convertido en sitios de mercachifles. La autoridad municipal tiene la obligación de dotar de espacios propicios y así poder impedir que se ubiquen en cualquier sitio.

Un espacio público, adecuadamente mantenido y accesible, contribuye decididamente a elevar la calidad de vida y al desarrollo armónico de las ciudades. Lo anterior fortalece el principio de equilibrio en el relacionamiento humano. Corresponde al Municipio, autoridades de tránsito y de policía hacer cumplir la ley en forma permanente y rigurosa: no se puede ser tolerante cuando los intereses de la mayoría están siendo afectados. Naturalmente la ciudadanía tiene también su responsabilidad en monitorear las acciones que se realicen y ejercer presión para que cualquier medida inconsulta o arbitraria, sea revertida.

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