Está formidable fotografía del Sr. Fernando Zapata, nos presenta en primer plano, a la antigua edificación de la familia Escudero Carrión en la mitad del siglo XIX, dónde funcionaron las oficinas de la recién creada Gobernación de Cotopaxi en 1851, con el primer Gobernador Miguel Carrión Quiñones.
Está edificación fue desde 1932 la sede del colegio de las Bethlemitas, que en la Colonia era parte de la residencia de los Marqueses de Miraflores. Luego fue imperdonablemente derrocada, para enseñarnos hoy unas arquerías que no representan verdadera identidad urbana.
Es la calle actual «Fernando Sánchez de Orellana» denominada antiguamente calle «del Comercio o de los Sombrereros».
En la esquina la casa que fue de la familia Gallo Subía, luego de don Carlos Alberto Espinosa Vásconez, dónde poseía un local de venta de mercadería, especialmente, para aditamentos y lubricantes para autos, pues él instaló la primera gasolinera en Latacunga, frente al actual Banco Pichincha. Me parece que luego fue adquirida está casa esquinera, por un caballero de apellido Almeida, desconozco si lo sigue siendo.
Siguiendo la misma vereda oriental, vemos las siguientes casas, como la que fue del primer médico latacungueño Dr. Alejo Quevedo Pozo, donde falleció la heroína Antonia Vela Bustamante, casa que fue después de Enriqueta Varea Quevedo y luego de los Varea y su familia. Luego de los Valverde, donde tenía su sastrería el conocido Maestro Zenón Rosero Izurieta.
Al frente, se ve la esquina de la casa de los Maldonado Iturralde, que se dice fue parte de los citados Marqueses de Miraflores (hoy Hotel «Villa de Tacunga») hacia el sur, siguiendo la vereda occidental, hoy casa de la familia Sánchez Dávila y junto al local donde se trabajaba el Diario «Tribuna Extra» del Sr. Trajano Carrillo Villacreses.
En la imagen se admira un traslado, sobre nuestras calles empedradas, todo junto, a la plazoleta de Santo Domingo, que se denominaba «Urbina» a inicios del siglo XX, y tenía un pequeño jardín, donde luego se ubicó la vieja pila de piedra tallada, que provenía de San Felipe, a dónde se la traslado en 1924 desde la plaza mayor, para ubicar el monumento al filántropo Dr. León y Argüelles.
Está es parte de nuestra ciudad patrimonial, que debe ser preservada y respetada.