La antigua plaza mayor de Latacunga, inició a convertirse en parque a finales del siglo XIX, ya en el nuevo siglo, el 10 de agosto de 1925, se inaugura el monumento en homenaje al Dr. Vicente León y Argüelles.
Conozcamos brevemente la historia de este conjunto escultorico.
El 21 de junio de 1839, recién fallecido el Dr. León en el Perú, las autoridades latacungueños conforman una «Junta de Notables» con la finalidad, entre otras acciones, de levantar una estatua del filántropo, con la siguiente inscripción: » A la Memoria del Mejor Patriota del Siglo de las Luces, Vicente León, (quien) nació hijo de este pueblo, y murió haciéndose padre de él» el paréntesis es mi inclusión.
Las gestiones duraron muchos años, específicamente por su financiamiento, se formaron comités, leyes e impuestos, pero el dinero no alcanzaba todavía.
Se formó una «Junta de la Estatua» y se recibieron las propuestas, estamos ya en el siglo XX, y gana la presentada por la de los hermanos Durinni Cáceres y Carlos Mayer Stacey, este último fue que lo trabajó en Italia.
El 6 de agosto de 1921, se notariza en Latacunga el contrato con Mayer, quien presento la propuesta el 21 de septiembre de 1920.
Según el contrato, el monumento tenía una altura de 10 mts., hasta la cumbre de los laureles al centro.
Se mandará a construir una gradería blanca y otras obras complementarias que iniciaron en 1924 (que costaron 8 mil sucres).
El grupo alegórico de coronamiento, las estatuas de Vicente León y la Ley, serán de bronce, al igual que las placas y los emblemas (dos libros abiertos con cuatro fechas de la historia institucional y del monumento, junto a la Ley, además de las placas a los lados del filántropo).
La obra debía ser entregada en dos años y medio a un costo inicial de 59 mil sucres, que a la final llegó a 80 mil por una serie de gastos que tuvo que enfrentar la Junta.
En julio y diciembre de 1924 llega el monumento a Guayaquil y en febrero del 25 a Latacunga.
Para trasladar los vagones, desde la Estación de Tren de Latacunga, a la plaza central, a alguien que no se sabe quién, se le ocurrió, trasladar los rieles hacia el centro, y asi llevar los pesados vagones y bajar alli los componentes del monumento, sin duda, una buena idea. Luego se desarmaron los rieles y se devolvieron a la Estación.
Para esto, la colonial pila de piedra, estilo barroco, que se ubicaba en la plaza se trasladó a la Plaza de San Felipe, que permaneció allí hasta hace 50 años, luego se la ubicó en la plazoleta de Santo Domingo.
El día de la inauguración, el 10 de agosto de 1925, fue sin duda, un día de fiesta para la ciudad, se contó lógicamente con las principales autoridades provinciales, el Gobernador Sr. Gustavo Iturralde, el rector del colegio Dr. Marco Tulio Varea.
El Sr. Presidente del Concejo Manuel Eduardo Cepeda y los caballeros Concejales, Sixto Lanas (Vicepresidente), Camilo Gallegos, Carlos Villacres, César Cassola y Pedro Bustamante.
Se publicó aquel día, el Semanario «La Nueva Idea» dirigido por el Capitán Segundo J. Guerrero y el redactor Sr. Manuel Quintana Vargas, allí se editaron los discursos de inauguración.
De esta manera se hizo realidad un sueño de aquella Junta de Notables de 1839.
Los tres elementos básicos que conforman el monumento son: la Munificencia en el centro, con elementos de CULTURA y EDUCACIÓN. El Dr. León que representa la FILANTROPIA y al otro lado (sur) la LEY.
Posteriormente se ubicaron dos placas de mármol, con textos de autoría del Sr. Juan Abel Echeverría.
Al monumento luego le ubicaron unas placas, que a la final fueron unos añadidos que no tienen nada que ver con la magestuosidad del conjunto escultorico, producto de las vanidades de las autoridades cuando el colegio cumplía 150 años de vida, en fin, la «ignorancia es atrevida».
Recién, hace pocos años, el monumento fue motivo de un acertado mantenimiento, pues pocos años atrás, una «autoridad» le quitó a las efigies la importante «patina del tiempo», sin saber el mal que provocaron.
Digamos finalmente algo del autor Sr. Carlos Mayer Stacey, que nació en Quito en 1890 y falleció en 1970.
Hacia 1902 fue alumno del colegio Vicente León, luego becado a Italia a estudiar artes, dónde coincidencialmente, trabajó el monumento al patrono de su colegio secundario. Es considerado el más importante escultor neoclásico ecuatoriano, autor además de esculturas en Guayaquil, Riobamba, Huigra, Quito, Cuenca. Fue ganador del Premio «Mariano Aguilera» en 1926 y 27. Es además autor del diseño (junto al Arq. Augusto Ridder) del parque Vicente León, de su cerca de hierro y la de la Casa de Artes, hoy Espel.
Hasta aquí un resumen de este elemento patrimonial de los Cotopaxenses, que debe ser conocido, respetado y preservado.
Especialmente, cuando el próximo 2025 se cumplirán 100 años de su inauguración, donde se debería publicar una revista con su historia e imágenes de sus elementos conformantes.
La imagen que se adjunta, es del año 1925, el suscrito desconoce al fotógrafo (probablemente el Sr. Eliecer León Granja) el colorido lo debemos al Sr. Mauricio Salazar.