Hoy 14 de Octubre se recuerdan 172 años de creación cantonal de Pujilí, mi saludo a sus autoridades y pueblo en general.
Mi visión sobre Pujilí es quizá, un poco diferente a lo que muchos conocen de esta magnífica tierra del danzante, el manejo documental y bibliográfico nos muestra una tierra natal de personajes y acontecimientos que son vitales en su historia social.
Ya el jesuita Mario Cicala nos escribe en sus memorias que Pujilí es un espacio franciscano que luego se secularizó, rodeado de manzanas, de amenos jardines y deliciosas haciendas (sic).
Cicala en 1750 nos narra de la habilidad de sus alfareros de arcilla finísima de «exportación» de fama recurrente y muy comentada.
Lo cierto es que en Pujilí se dan numerosas circunstancias del quehacer humano, desde su fundación incaica por Sancho Hacho de Velasco, hasta su poblamiento y probable fundación española bajo la advocación de San Francisco.
Su ubicación, su clima, su gente, su cultura (oficial y popular) la hacen diferente desde siglos atrás.
Se han evidenciado buenos y nombrados obrajes, con producción que se ha mantenido hasta bien entrado el siglo XX, por ello, tenemos nombres de verdaderos personajes nacionales en calidad de propietarios de dichos obrajes, que inclusive luego fueron sus primeras autoridades.
Basta leer el listado de los Presidentes del Concejo, donde tenemos hasta un Mandatario como el caso del Ing. Federico Páez a inicios del siglo XX, y un poco atrás el primer nombrado en 1852 el capitalino Gabriel Álvarez Villacis (padre y abuelo de propietarios de Tilipulo).
El prócer Melchor de Benavides y Loma, el fundador de la Provincia de Cotopaxi Rafael Quevedo Pozo son dos ejemplos de emprendedores propietarios de la gran Hacienda Obrajes de Patoa.
Los Escudero de Loja, propietarios de «Juigua» fueron hospederos de verdaderos próceres y hasta mandaron a fabricar una vajilla especial para recibir a Bolívar, allí están estos importantes lojanos presidiendo el Concejo a partir de enero de 1853, donde se reúne por primera ocasión dicho Concejo Cantonal, bajo la Presidencia del capitalino Ignacio García Capelo (mi tatarabuelo, casado en una hacienda pujilense con la hija del prócer Pedro León de Berrazueta), allí están además los descendientes del latacungueño Luciano Moral Barba (hijo de madrileño Joaquín Moral) que fue casado con Margarita Barba y Noboa (de los Zar y Noboa) apellidos que muchos pensarían que no tienen nada que ver con Pujilí.
Y es que Pujilí ha acogido a numerosos grupos sociales y familiares del Ecuador, a la final también Pujilí es tierra de familias migrantes a lo largo de los siglos, migraciones nacionales e internacionales, el listado es extenso e importante, por ello puedo cometer el error de olvidar a algún apellido y provocar molestias y tergiversaciones.
Los verdaderos pujilenses saben quiénes son, pues estas familias han levantado una «arcilla humana» muy grande y productiva.
La cultura popular y de «elite» nos presenta, además, personajes y eventos, desde el niño de Isinche, hasta el Danzante, pasando por una serie de destacados músicos (académicos o no), poetas, historiadores, escritores que han colaborado en la estructuración de su historia social, sin olvidarnos de sus ilustrados Clérigos, que han dirigido la cúpula de la Iglesia ecuatoriana. En este tema, ojalá algún día se realice el trabajo de enlucir el templo Matriz de Pujilí, interior y exteriormente.
Su torreón municipal, de estilo «manzar» dignifica al pueblo pujilense, y demuestra la influencia del gran Pablo Herrera Egas entre otros, como los Vásconez, además.
Finalmente, mi respeto y admiración a la belleza espiritual y física de la mujer pujilense, motivo de inspiración y ejemplo permanente de bellos ojos e inteligencia en favor de su singular pueblo, que hoy está de fiesta.
A celebrar como antes, con eventos cívicos, patrióticos y de cultura popular, como los toros, los gallos, juegos populares y demás, pues eso es parte de lo nuestro.
Mi saludo especial a Pujilí a sus ciudadanos y en especial a los numerosos amigos que me honran con su verdadera amistad.
Ilustro está narración, con una hermosa imagen de la plaza mayor y el templo Matriz de Pujilí, fotografía del pujilense Sr. Eliécer León Granja en el primer cuarto del siglo XX.