Latacunga y su compromiso con el futuro

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En el corazón de los Andes ecuatorianos, donde la majestuosidad del Cotopaxi vigila cada rincón, Latacunga ha decidido no solo mirar al cielo, sino también al futuro. Esta ciudad, cargada de historia y tradición, ha emprendido un viaje transformador: la construcción del Sistema Cantonal Descentralizado de Gestión de Riesgos. No es solo una ordenanza; es un compromiso con la vida, con la tierra y con cada habitante que llama hogar a este cantón.

Todo comenzó con una pregunta simple pero poderosa: ¿Cómo podemos proteger lo que más amamos? La respuesta no se encontró en despachos cerrados ni en frías oficinas, sino en las calles, en las comunidades, en la voz de los agricultores, los comerciantes, los jóvenes y los ancianos. La construcción participativa fue la piedra angular de este proceso. El Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal (GADM), junto con la sociedad civil organizada, la academia y el sector privado, se unieron para tejer una red de protección que trasciende la normativa y se convierte en un lazo humano.

El proceso de gestión de riesgos en Latacunga no se limita a cumplir con marcos jurídicos como la Constitución de la República del Ecuador, el COOTAD o el Marco de Sendai. Estos documentos son la base, sí, pero la verdadera esencia radica en la adaptación de estas normativas a la realidad local. La ordenanza es un puente entre la letra de la ley y el palpitar del pueblo. Establece más que reglas: define un compromiso con la sostenibilidad, la resiliencia y la corresponsabilidad ciudadana.

El camino hacia la ordenanza fue meticulosamente diseñado en cinco etapas que reflejan la esencia de la participación ciudadana y la transparencia institucional:

El interés social y la necesidad institucional fueron la chispa que encendió este proceso fue el reconocimiento de que la gestión de riesgos es vital para el desarrollo sostenible.

Las voces de la comunidad fueron escuchadas y consideradas en cada paso. Los estudios de percepción social y el levantamiento de información urbana guiaron la formulación de la ordenanza por medio de una construcción participativa.

Con un enfoque inclusivo, la ordenanza fue debatida y aprobada dentro del Consejo Cantonal, asegurando que cada perspectiva estuviera representada.

La operativización e institucionalización cobró vida al integrar la GdR en la estructura del GADM y en los instrumentos de planificación municipal.

El sueño se formalizó con su publicación en el Registro Oficial, pero la verdadera obra apenas comenzaba: implementar y vivir la ordenanza.

La ordenanza no solo regula; también empodera. Define métodos claros para la valoración de riesgos, establece políticas de tratamiento y garantiza la participación ciudadana en cada fase del proceso. Más allá de la prevención de desastres, este sistema promueve una cultura de prevención y resiliencia que se infiltra en la vida diaria de los latacungueños.

Latacunga se ha convertido en un modelo de gobernanza local del riesgo. Herramientas como el Índice de Riesgos ajustado a las competencias municipales y los estudios de percepción y representación social permiten una gestión dinámica y efectiva. Este enfoque no solo beneficia a la ciudad, sino que también sirve de referencia para otros cantones y municipios del Ecuador.

La ordenanza de gestión de riesgos en Latacunga no es un punto final, sino un punto de partida. Es una invitación a la corresponsabilidad y a la solidaridad, donde cada ciudadano se convierte en un actor clave en la protección de su entorno y su comunidad. En cada paso, en cada decisión, Latacunga demuestra que el futuro no es algo que se espera, sino algo que se construye.

Así, bajo la sombra imponente del Cotopaxi y el eco de la historia que resuena en sus calles, Latacunga avanza con paso firme hacia un futuro más seguro, justo y resiliente. Porque proteger el presente es honrar el pasado y asegurar el porvenir.

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