Entre las herencias que nos deja la campaña presidencial en marcha, está la joya más preciada de la batalla por ganar el sillón de Carondelet. Se trata de la dolarización. Claramente, el bando del SS XXI, desesperadamente busca la forma de quitarse del camino la dolarización, porque aprendieron en la década del boom petrolero que, mientras el sector externo, es decir el balance entre exportaciones (entrada de divisas) e importaciones (salida de divisas) sea favorable, se dispone de suficientes divisas (reserva monetaria) con lo cual se asegura la dolarización y estabilidad financiera del país. Pero si el balance es negativo, el país se vería impedido en pagar las importaciones en la medida que se agote la reserva monetaria. Mientras que, el candidato presidente Daniel Noboa, sigue la línea de los países más exitosos, económicamente hablando, como China, Japón, Singapur, Corea del Sur, Uruguay y muchos otros, que promueven las exportaciones y pueden asegurar un futuro cierto y próspero.
El gran descubrimiento del SS XXI en todos los países que ha dirigido, como Venezuela, Nicaragua, Argentina, Bolivia, es emitir su moneda propia, sin respaldo (dólares u otra moneda fuerte) lo cual produce en la misma medida, un debilitamiento de su moneda (se encarece el dólar), los precios de todos los bienes suben de precio hasta el punto en que se devalúa la moneda, encareciendo las importaciones, con lo cual se forma un círculo vicioso que nunca termina. En otras palabras, la moneda vale menos cada día, empobreciendo a las clases mayoritarias, elevando el costo de vida, hasta que ocurra una explosión social y un desenlace impredecible. Esto es consecuencia del abuso de la emisión monetaria, pues nadie puede controlar las decisiones autoritarias del mandatario de turno para “esconder” las debilidades del modelo paternalista y generoso con dinero que no existe. En una economía dolarizada, se pone freno a estos abusos. Ecuador no puede emitir dólares y está limitado a disponer de las divisas generadas legítimamente con sus exportaciones, préstamos, inversión extranjera y remesas de migrantes.
Aquí viene el invento (franquicia) de los camaradas del SS XXI. Para cumplir tantas ofertas demagógicas lanzadas en esta segunda vuelta, en desesperación para lograr esos votos que faltan, sabiendo que el Estado tiene un presupuesto deficitario (se gastan más de los ingresos) pretenden volver a un esquema igual al que significa tener moneda propia, emitiendo (ecua dólares o dólar de a perro). Es una ficción electrónica, con los mismos riesgos de una moneda impresa como el sucre, que pasó de valer 25 sucres por dólar a 25.000 sucres por dólar. Los que vivimos esa horrible experiencia, haremos lo imposible para no volver jamás a caer en esa trampa, de la cual solamente se puede salir dolarizando la economía o aplicando la convertibilidad, como Argentina, hasta que la desmanteló el populismo y volvieron a caer aún más bajo.
El más reciente caso del abuso en la emisión monetaria para tapar los huecos que causa el paternalismo estatal, lo vive Bolivia, que agotó su reserva monetaria regalando combustibles a precio de gallina enferma hasta el punto en que el país se detuvo por imposibilidad de pagar los combustibles importados con su moneda propia. Un manejo sano es imperativo en dolarización garantiza una estabilidad financiera a todos los habitantes. El Estado debe gastar únicamente lo que tiene presupuestado de ingresos. Emitir moneda electrónica, sencillamente no vale nada y se puede depreciar como una moneda propia. Más grave aún, los autores intelectuales pretenden, de llegar al poder, sacar los dólares del Banco Central para gastarse, dejando papeles que circulen hasta que el mercado decida devaluarlos.
¡PROPUESTA TRAMPOSA”