La gobernanza del Estado no es asunto simple, ya que el azar y las variables imprevistas requieren reacciones inteligentes, rápidas y precisas para poder contener el inmenso e insistente reclamo social que día a día brota en busca de soluciones.
La inexistencia de razones “ideológicas” conlleva la ausencia de partidos políticos, que en la dinámica social y su gobernanza es el factor aglutinante de la gente en torno a principios similares e identidades, que permiten señalar objetivos con claridad a la vez que ir ajustando las creencias con la realidad existente.
La maquinaria estatal opera sobre una burocracia especializada y conocedora de leyes, temas, acciones y trucos, que si está bien seleccionada cumple un plan de gobierno posible, por esto quien llega al punto de mando debe tener un equipo de gente con experiencia y conocimiento en los diferentes temas, para que se puedan alcanzar los objetivos nacionales.
Hay un cambio global en relación al modelo republicano que funcionaba hasta finales del siglo pasado, esto introduce nuevos marcos de referencia en los que juega un importante rol la nueva tecnología, de la que hoy depende toda la humanidad, creación que hizo millonarios a poquísimos gracias a que en el planeta las masas y la dinámica social consumen 24 horas de “información” en su mayoría irrelevante y banal, hecho que a la vez transformó modos de vida y el viejo sistema de valores.
Así entendidas las cosas no deja de sorprender la cantidad de desconocidos aventureros y aventureras que se han lanzado a la política, lo que en gran mayoría no será para servir a la ciudadanía, sino para buscar como entrar en el nirvana de los ricos a como dé lugar, beneficiándose de los bienes de todos o si no directamente sirviendo de lobistas (corruptores), para otros poderosos mercaderes que vagan por el mundo en pos de hacerse de la riqueza de los pueblos.