Estudios avanzados sobre sociedades nativas del continente americano tienen enfoques diferentes para visualizar la dinámica de los grupos originarios, cuyas raíces ancestrales no se perdieron y se asimilaron el conocimiento actual, que sumado a sus culturas les ha permitido una ‘reconquista’ reivindicadora formando ahora parte de las sociedades actuales, al superar las barreras que lo impedían.
La Flacso tiene trabajo realizado, encuentran en el lenguaje y tradición, sustentación y permanencia en el tiempo de estos grupos nativos, ahora inmersos en una sociedad mestiza y solitaria, como diría Riesman. Se asume que lenguaje y tradición les permitió permanecer como identidad y razón histórica, por eso su insistencia en la educación bilingüe como derecho.
En el continente, las poblaciones nativas van en nuevo camino, recuperando tradiciones y culturas, superando la servidumbre a la que estuvieron sometidas. El enfoque es auténtico, recupera lenguajes, costumbres e historia, asunto más notorio en los pueblos de la selva que tuvieron más aislamiento y menor contaminación conquistadora y colonial.
Los lenguajes —quichua, aimara, náhuatl, mapuche, etc.— son la base de esta reestructuración social que las dirigencias empujan, sin embargo, es una dura tarea, ya que los jóvenes contaminados por la civilización occidental no le ponen mucho empeño. Por eso su exigencia de educación bilingüe como base que permita mayor integración social y clara comprensión de los otros, reducción del discrimen y mayor participación social, que de hecho implica reducción de desigualdades.
El caso de la ciudad del Alto, en Bolivia, es un claro ejemplo. Hace poco hubo una feria del libro de escritores aimaras que mostró el interés por el tema y como ejemplo está la ciudad misma; con más de un millón de habitantes en apenas cuatro décadas superó a La Paz, en importancia económica. Aquí vemos similitudes en Tungurahua, Imbabura, Cotopaxi y Pichincha.
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