Convocada por el presidente Franklin D. Roosevelt, entre el 1 de noviembre y el 7 de diciembre de 1944, se celebró en la ciudad de Chicago, Illinois, la conferencia sobre aviación civil internacional, con la finalidad de establecer el marco jurídico que permita reestablecer las operaciones aéreas comerciales, a pocos meses de la terminación oficial de la II Guerra Mundial, hecho que se produjo el 8 de mayo de 1945, con la rendición de los países del Eje, Alemania, Italia y Japón. Concluidas las deliberaciones, el 7 de diciembre de 1944, se produjo la firma del Convenio sobre Aviación Civil Internacional. Ecuador fue uno de los 54 países que asistieron a este gran evento.
Se han cumplido 80 años de vigencia de este instrumento internacional que ha logrado, con varias enmiendas, sus anexos técnicos y métodos recomendados, situar al transporte aéreo como el más seguro para la movilización de personas y cosas. Se ha convertido en el mecanismo de acercamiento entre los pueblos del mundo, contribuyendo al desarrollo del comercio, el turismo e intercambio de bienes y servicios. De este convenio, que creó la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) -parte de la familia de las Naciones Unidas-, son partes contratantes 193 países, quizás el de mayor aceptación en el orbe.
La OACI, en cumplimiento a sus atribuciones, ayuda a los países a cooperar entre sí para servir a la comunidad y compartir sus espacios aéreos soberanos en beneficio mutuo. El denominado Convenio de Chicago, es reconocido como el «tratado normativo más importante con relación al Derecho Público Internacional Aeronáutico». Asimismo, ha promovido varios instrumentos de derecho privado y público que complementan una estructura jurídica que ha permitido a las líneas aéreas operar con seguridad, regularidad y eficiencia, en beneficio del público usuario.
El desarrollo tecnológico que ha experimentado la aviación civil en este período ha sido inmenso y grandioso; a pesar del tiempo transcurrido, el Convenio de Chicago ha sabido adaptarse a los avances de la industria del transporte aéreo, promoviendo normas que permitan mantener los más altos estándares de seguridad, en un espacio aéreo cada vez más «congestionado», particularmente en las rutas del atlántico norte. Para lograrlo, tiene normas exigentes, estandarizadas y rigurosas de navegación aérea.
Según cifras de OACI, en 2023, el transporte aéreo registró un tráfico estimado de pasajeros de aproximadamente 4.200 millones y se prevé que para este año habrá un incremento significativo. Asimismo, la aviación global gestiona alrededor de 35 millones de vuelos comerciales. Solo la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), organismo que representa al menos 320 líneas aéreas, ostenta el 83% del tráfico aéreo.
La utilización cada vez mayor del medio aéreo, la incorporación de aparatos sofisticados de observación y otros de transportación personal, hace que la OACI extreme las medidas necesarias para procurar que las nuevas tecnologías tengan cumplida realización, velando naturalmente porque se cumplan los objetivos de hace 80 años, al considerar «que el desarrollo futuro de la aviación civil internacional puede contribuir poderosamente a crear y a preservar la amistad y el entendimiento entre las naciones y los pueblos del mundo, mientras que el abuso de la misma puede llegar a constituir una amenaza a la seguridad general».