La practicidad significa “cualidad de práctico” o sea “que piensa o actúa ajustándose a la realidad”, según la Real Academia de la Lengua (RAE). Esta nueva condición de enfrentar temas de interés se ha hecho presente en los encuentros y contactos entre los jefes de estado, sin que ello signifique que éstos no sirvan para nada, o que no tengan algún tipo de repercusión; todo lo contrario, permiten también afianzar relaciones, realizar seguimiento de temas conversados en otras ocasiones e incluso de refrendar acuerdos.
La visita del presidente Noboa a Estados Unidos de América -que permitió mantener una reunión con el presidente Donald Trump, en su residencia de Mar-a-Lago-, se inscribe dentro de esta nueva instancia que, si bien no tuvo el carácter de oficial, permite ir abriendo una suerte de sendero al que puede transitar el país en las cuestiones de su interés, entre ellas las de cooperación en materia de seguridad, migración y comercial, nada menos con el país más importante del mundo del cual dependen nuestras exportaciones.
Como se recordará, tanto Colombia como Perú, en una coyuntura favorable, firmaron con Estados Unidos de América un Tratado de Libre Comercio (TLC); Ecuador no lo hizo por cuando Correa se opuso a este tipo de entendimientos, únicamente por razones ideológicas y alineamiento a los postulados del socialismo del siglo XXI. Esto representó un mal negocio para el país, un alejamiento en materia de relaciones internacionales, imposibilitando ampliar el comercio y poniéndonos en inferioridad de condiciones con los países vecinos.
Como era de esperarse, los activistas ciegos que solo ven su árbol con tinte ideológico y no el bosque que denota expresión de libertad para todos, se activaron para minimizar, enervar o desmerecer el encuentro de Noboa con Trump. Esa es una visión mezquina, deplorable y pequeña de los áulicos que, como ellos no han podido realizar este tipo de encuentros de alto nivel, no les permite priorizar los intereses nacionales por sobre los intereses políticos y electorales. Por fortuna, cada vez son más ecuatorianos los que no se dejan encandilar con aquellas frases cansinas, engañosas y populistas del socialismo extremista fracasado.
El mundo está atravesando por innumerables problemas, y, como está inmerso en escenarios complejos en muchos sentidos que requieren atención, los líderes deben abrazar todo tipo de nuevas formas de relacionamiento, de cara a velar por los intereses que requieren soluciones inmediatas. Esta realidad y nueva forma de conversaciones abiertas sin el rigor del protocolo, amerita redimensionar la forma y manera de entenderse con Trump y ésta no es sino practicidad para entenderla y sacarle el mayor provecho posible.
De esto se trata la visita del presidente Noboa: se debe a que tiene una formación amplia y visión estratégica que entiende por donde va el rumbo del mundo. Creería que la mayoría de ecuatorianos han visto con muy buenos ojos los dos encuentros del presidente Noboa con Trump, en menos de tres meses, y no creo que mirarían lo mismo si la candidata Gonzales lo hace con Maduro de Venezuela (al que lo reconocería, a pesar del fraude) o a cualquier otro de su sector ideológico. El acierto de Noboa es sumar esfuerzos para ubicar al Ecuador en el derrotero del progreso, en libertad.