El entusiasmo al identificarnos con los campeones de los Juegos Olímpicos de París, parece haber ocultado la gran hazaña que acaba de realizar la joven atleta ecuatoriana Sara Palacios, conocida como “Sara del Mar”, al completar la travesía a nado en las frías aguas del canal norte entre Escocia e Irlanda, cumpliendo exitosamente otro gigante objetivo, ella ha cubierto desafíos en varias áreas de mares del Planeta de allí su sobrenombre.
Esta joven atleta no se detiene nunca y ha logrado muchos triunfos a través de los mares, empezó dominando el lago San Pablo, luego el Titicaca, el canal de la Mancha, en 2018 ganó en EE.UU. dando una vuelta a la isla de Manhattan y obteniendo la triple corona y cumplió otros objetivos en aguas abiertas, demostrando que existen las sirenas.
Esta líder en aguas de Neptuno, inició sus clases de natación a los 6 años en el complejo hidrotermal de la Unión Nacional de Periodistas, durante la presidencia de Héctor Espín, quien había renovado íntegramente esas instalaciones. Su amor por las aguas en movimiento la llevó a superar los grandes desafíos que se impuso.
Esta clase de personas, como nuestros atletas olímpicos son quienes abren la esperanza en los corazones de ecuatorianos y ecuatorianas motivando con su ejemplo que es posible ser lideres mundiales si ponemos disciplina y confianza en uno mismo para imponerse a escenarios turbulentos como las oscuras políticas en las que estamos sumergidos.
Sara ‘de los siete mares’ es sobrina de la escultora de nombre homónimo, mostrándonos que hay familias que aportan permanentemente a la motivación nacional, cuando en la última década políticas desastrosas nos han llevado aprender la visión de futuro.
Estas actitudes de valor, entrega, tenacidad, deben ser proyectados permanentemente para motivar a líderes jóvenes que, con su anhelo de libertad venzan todos los días las propias limitaciones humanas y demuestren que una raza de valientes idealistas pueden presionar por un mundo mejor.