“Las opiniones publicadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión de la Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito. Todas las opiniones han sido publicadas con la expresa autorización de sus autores.

Gente que nunca estuvo en campamentos petroleros comenta o inventa cualquier cosa. Quienes han vivido allí y vieron el descubrimiento y desarrollo de los yacimientos, conocen la responsabilidad del personal técnico y administrativo en su lucha por proteger y maximizar esos campos, hombres y mujeres preparados en universidades nacionales y extranjeras han sido por años los responsables de los beneficios que el país obtiene de la industria petrolera nacional.

La presencia de administradores políticos y no técnicos siempre fue y es responsable de “errores y corrupción” en la empresa estatal. Cada nuevo Gobierno llegaba, incluido el actual, con sus “confiables”, entre los que se escurren “infiltrados”, para servir oscuros intereses que devoran la riqueza de todos.

La inversión en sísmica que costó millones al país, igualmente la exploración geológica y química fue “filtrada a manos extrañas”, la exploración y operaciones de perforación exitosas –y fallidas– fueron y son realizadas por técnicos nacionales; algunos por su capacidad y experiencia fueron reclutados por empresas extranjeras con muy buenas ofertas salariales, sin embargo, otros prefirieron seguir sirviendo a su país con mística.

La decepción para estos ecuatorianos casi siempre fue la “administración política” metiendo manos en el tesoro creado y protegido con fe y convicción de un futuro mejor, que nunca llegó y empeoró con el tiempo, por esto el punto de vista de los técnicos es claro e informado tratando que el país no se arrepienta, porque la corrupción pretende arrebatar la riqueza de todos.

Lo correcto de un Gobierno honesto y enterado es impulsar la industria nacional y no despojarla y destruirla para beneficio de pequeños grupos, que todo el tiempo medran y pretenden el despojo generando información distorsionada o falsa sobre la empresa que ha dado de comer a todos durante 40 años, pese a que esbirros y pícaros siempre llevaron buenas tronchas y disfrutan en Miami.

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