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Ecuador se mueve en un tango de radicales que proponen soluciones gastadas y no  modelos equitativos y justos para el desarrollo humano. Esto tiene viejas raíces en la incapacidad de entender que en el proceso de evolución económica y social es necesario un análisis científico, libre de dogmas repetitivos que no conducen a nada.

En la visión de estos economistas la solución es dar toda la libertad al capital para que salve el país de su desastre, sin embargo no se dice que, si eso fuese posible deberían cumplirse reglas claras salariales que sobrepasen necesidades básicas, así el excedente iría al consumo, en tanto las prestaciones sociales de ser privadas deberían proteger a todo el conjunto de la fuerza productiva y mostrar total transparencia en la gestión y cuentas limitando el lucro despiadado y la corrupción,  que siempre llega desde el lado de los inversores hacia los funcionarios.

El  Estado nace precisamente para equilibrar el poder omnímodo del capital y atender aquellos rubros donde el capital privado no llega ni le interesa por que no son rentables, por eso se requieren recursos que se obtiene a través de las fuentes fiscales, como de la explotación directa de los recursos estratégicos.

Los economistas radicales que aparecen de rato en rato, proponen un capitalismo salvaje sin humanismo que no daría solución al todo de esta sociedad en desintegración y crimen, ¿podría el modelo soñado por ellos acabar con la tragedia social? que en gran  medida es producto de la corrupción y desesperanza de un sistema donde el capital muy poco a contribuido para que la juventud pueda ganarse la vida.

El Estado no es buen administrador y operador pero por  factores exógenos como la política y la ausencia de valores en la gente por ello se requiere en la sociedad líquida que vivimos una nueva visión para que lo privado y lo público en armonía impulsen un justo crecimiento, evitando la falacia que solo el capital privado lo administre todo, hay claros ejemplos aquí y en todo el planeta donde gobierna el capital y no hay ley que lo detenga en tanto las crisis siguen en aumento.

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