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La Historia de los pueblos tiene siempre luces y olvidos pero lo trascendente está en dar raíces e identidad a poblaciones que van llegando y se aglutinan en torno a un conjunto de hechos y creencias que permiten consolidar los grupos humanos.

Durante el siglo pasado el país tuvo momentos convulsos desde sus inicios y es cuando los capitanes generales de las milicias desarrollaron roles trascendentes en la continuidad de la historia que se iba forjando,  siguiendo la secuencia desde Eloy Alfaro, entran en escena dos cotopaxenses ilustres el general Enríquez Gallo y más cercano el general Rodríguez Lara, cuyos aportes fueron importantes para el camino modernizador del país.

El general Rodríguez Lara asume el poder justo cuando la insurgencia estaba por estallar basada en la tenencia de la tierra, él  inicia una reforma agraria que suavizó el ánimo de las masas desposeídas, medida que no gustó a algunos pero fue necesaria para la continuidad social.

Rodríguez Lara cumplió 101 años, que la vida le otorgó en reconocimiento a su integridad y accionar, actuó y salvó la difícil situación a la que las fuerzas  hegemónicas del país se oponían sin pensar en consecuencias, como siempre. El General fue un reformador que con inteligencia calmó la insurgencia,  modernizó el país, creó la empresa petrolera  CEPE, hoy Petroecuador y otras numerosas instituciones  claves para el desarrollo. Lamentablemente todo el esfuerzo constructivo de su gobierno y de otros visionarios ha sido carcomido por ambiciones y poderosos intereses  desbordados de corrupción.

La juventud deben conocer que hoy están aquí y tienen una forma de vida gracias al esfuerzo de la gente que gobernó el país con claridad, eficiencia y honestidad y que existe una historia digna de recordar y contar, independientemente de ideologías que nos permita sentirnos miembros de una comunidad heterogénea que lucha en el día a día por sobrevivir, aunque no siempre tiene al frente gente de valor y coraje para salvar las dificultades que afrontamos como sociedad. 

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