A celebrar a Latacunga, pero sin el peligro de folclorizar a la ciudad.

“Las opiniones publicadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión de la Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito. Todas las opiniones han sido publicadas con la expresa autorización de sus autores.

Las fiestas de Latacunga se iniciaron en 1928, para ello ya tuvimos la primera reina, autoridades y población celebraban con múltiples eventos, aquel Primer Grito de Emancipación Política de Latacunga.

Pasan los años, y las generaciones de latacungueños son distintas, había reinas barriales, verbenas, encuentros familiares y sociales, en fin, las fiestas eran más nuestras.

Para 1964, el gobierno central dispone que las festividades las hagan los barrios, y en el caso del barrio centro, se decide realizar una parodia de la fiesta de la Capitanía de la Mama Negra de septiembre, la fiesta se efectuó con el primer nombrado, Jorge Montalvo León, quien 9 años después fue alcalde Latacunga, en 1973 cuando se eligió a la segunda reina de la ciudad y se «refundó» el Patronato Municipal (que lo cerró el ex alcalde, Rafael Cajiao E.). Era el gobierno del pujilense, Gral. Guillermo Rodríguez Lara, en aquel año de 1973.

La fiesta de la Mama Negra ha tenido, por decirlo así, «etapas» pues los cambios han sido positivos y negativos.

Los protagonistas de las primeras son totalmente diferentes de las que se evidencian a partir de las décadas posteriores, son otros grupos sociales y familiares, por lo tanto, la fiesta tiene otros matices.

Le ponen un nombre a la muñeca que lleva la Mama Negra, con argumentos poco convincentes, se inventaron la ahora conocida «transmisión de mando», en fin, le dieron a la fiesta aspectos demasiado ceremoniosos, la organización fue parte de las fiestas novembrinas y un comité es quien designa a los personajes.

Quienes son nombrados, son orgullosos por ello, sin duda que es así, llegan a decir que «es lo mejor que les ha pasado en la vida» y están con su razón y verdad.

La fiesta ha tomado una magnitud inusitada, nadie hace 60 años lo hubiese pensado, pero así estamos hoy: con una fiesta, que a momentos se les va de las manos a muchos, especialmente en el consumo de licor.

Que la fiesta tiene aspectos polémicos, no podemos negar, hasta la designación de personajes causa comentarios muy diversos y no siempre positivos.

Pero hay un asunto que, personalmente me preocupa: el exceso de importancia que le dan, a una fiesta -singular y bonita, sin lugar a dudas- que a la final es de proyección folklórica, pero que ahora se evidencian muchas réplicas, en barrios, parroquias, instituciones educativas y demás, hasta hubo una «mama negra canina» que no siempre fue objeto de opiniones positivas.

El punto es que, la fiesta, está provocando inusitados entusiasmos, en algunos ciudadanos que la ponen, por sobre nuestra hidalga y digna historia, dónde los Valores Humanos de Latacunga, su pensamiento y acción, quedan en un penoso aparte, donde este desfile multitudinario se lo tiene como el principal evento de nuestras festividades.

Hay que tener mucho cuidado, ciudadanos, en seguir con este sendero de folclorizar a la ciudad, con una prelación equivocada a mi criterio: ¿dónde quedan -por ejemplo- una sesión solemne, el homenaje a las heroínas y próceres y otros importantes eventos más?

Ahora tenemos a numerosos escritores, investigadores, historiadores y hasta «escribidores» de la fiesta, preocupados por su origen y significación, con pocos aciertos y muchos errores (de buena fe, diría yo), asunto preocupante, pues hay más publicaciones, desde folletos, revistas, hasta libros de la Mama Negra, que de Historia de Latacunga, un asunto impensable en una ciudad con tanta honra histórica como la nuestra.

En fin, a la fiesta hay que darle la importancia que tiene, pero no ubicarle en la escala equivocada, las cosas en su puesto y con el conocimiento y sustento que merecen.

Se han preocupado años atrás, de crear un impuesto (tasa) para la fiesta. Se creó una fundación, se piensa en un Comité Permanente, en un museo de la Mamá Negra, auspicio las buenas ideas, mientras no contengan elementos con ciertas dosis de vanidad, que sobrepasan las buenas intenciones ciudadanas de hacer conocer la fiesta.

Yo, personalmente, pensaría en crear un financiamiento anual, para ediciones acerca de nuestra historia, geografía y cultura locales (cultura oficial y popular), dónde las autoridades y ciudadanía presenten algo nuestro, que sea digno de Latacunga y sus gentes.

Finalmente, felicito a todos quienes han sido nombrados en calidad de personajes principales en esta fiesta en 60 años, mi saludo al amigo José Semanate Noroña, a todos quienes hacen de esta fiesta algo verdaderamente nuestro, pues hay muchos, muchísimos latacungueños que gustan y disfrutan de este desfile popular, que este sábado salga de lo mejor, eso sí, sin excesos.

Mi saludo al señor Alcalde, a los «Cabildantes» y al pueblo latacungueño.

!Que viva Latacunga! Con respeto.

Compartir publicación