El ingreso sur al centro urbano de Latacunga, desde mucho tiempo atrás fue lo que ahora se denomina Avenida Unidad Nacional, en el sector llamado «Intinacaso» que luego tuvo una derivación a «Nintinacaso».
Junto a uno de los ríos que bordean el occidente del centro de la urbe, como es el Cutuchi, que viene del Cotopaxi, se tiene históricamente el camino del inca, nombre que nos recuerda una de las vertientes de agua al sur de la ciudad, en efecto, el «Agua del Inca» al final de el Loreto, fue hasta mediados del siglo XX una tradición en Latacunga; comprar en la tienda del barrio una «agua dinca» fue hasta hace 50 años una sana costumbre realmente. Uno de los más recordados administradores fue el tisaleño Celio Ripalda Lozada, padre del ex alcalde Luigi Ripalda Bonilla.
El Loreto debe su nombre al espacio que tenían los jesuitas, vale reiterar, al sur de la urbe, para venerar a la Virgen homónima, su nombre quedó y allí también se ubicaron en 1925 la primera cancha del recien fundado Tennis Club en los terrenos del pujilense Abelardo Vasconez Tobar y cerca el recordado «baño azul» una pequeña piscina circular muy popular realmente.
Este sector fue propiedad de un religioso de apellido Granda, que buena parte la heredó su sobrina, la guaytacameña Rufina Granda Morales de Laad, luego pasó a manos de la Curia y otras instituciones, hasta el sector de la ciudadela Las Bethlemitas.
En la segunda mitad del siglo XX, este espacio se pobló aún más, hasta llegar a lo que ahora se puede apreciar, recordando que también se ubicaba el «Colegio Católico» de Monseñor Luis Cadena y Almeida, sacerdote culto e intelectual.
Ahora bien, que pasó con la ahora Avenida «Unidad Nacional»? que tiempos atrás se denominó «vía Flores», luego «el carretero».
Era hasta la primera mitad del siglo XX una calle angosta, bordeada de árboles y vegetación, muy poco poblada.
Desde su inicio, en el sector adjunto a la sede de Sociedad Artesanos de León, se ubicaban algunas chicherias y curtiembres. Para 1940 los terrenos de Leticia López de Mogollón fueron adquiridos por un personaje en Latacunga, como fue Carlos Egas Moscoso, allí él instaló una «lechería» muy recurrente por la ciudadanía. Posterior a su fallecimiento, ocurrido en Ibarra hacia 1957, sus «numerosos herederos» dieron inicio a la venta de terrenos para vivienda.
Para esto, en 1954, el Municipio da inicio al ensanchamiento de la vía, la ilumina y ubica además un «parterre» que fue una novedad en aquellos años. Era la administración municipal de Reinaldo Hidalgo Maldonado y su cuerpo de cabildantes. Los Ingenieros Marcelo Saa Chacón y Alfonso Velasco Villegas fungieron de Directores de Obras Públicas Municipales.
Se une así, el local de la Fundación «Rafael Vasconez Gómez», (hacia 1955), que en 1963 fue la sede del recién fundado Colegio Ramón Barba Naranjo, con el de Artesanos de León, con este nuevo espacio urbano, dónde además se inauguró el recordado restaurante y gasolinera «El Fogón» en la década de los años setenta. Al frente la fábrica Cedal hacia 1977.
Los nuevos vecinos tenían, cerca del puente de Nintinacaso (readecuado hacia 1869 por García Moreno), el «monumento al león» que lo ubicó el Club de Leones de Latacunga y, junto a éste el control sur de tránsito; en fin, vecinos antiguos como los Viteri, Molina, Ocaña, Terán o los Garzón, ya tuvieron decenas de nuevos vecinos, se retiró el citado control y se pavimento la via.
Pero a qué debe su nombre de Unidad Nacional?
A una sugerencia del Comité «Nueve de Octubre» de Guayaquileños residentes en Quito, su nombre se oficializó en 1954. Este dato se ratifica en una de las Revistas Municipales de Latacunga, de donde se han tomado las fotografías que ilustran la presente narración.
Finalmente hay que mencionar que, esta avenida, es la extensión de la calle «Hnos Quijano y Ordóñez» denominada al sur «calle de las chugchucaras», que coincidencialmente, a pocos pasos de allí, se ubicó -hacia 1930- el primer salón de venta de este sabroso manjar, con el nombre de «111» asi de simple, por ser éste el número de la casa donde se ubicaba.
Cumplo así, con un pedido de algunos cordiales amigos y vecinos del barrio, que tienen su residencia y negocios a lo largo de la Avenida «Unidad Nacional», que desde hace unos dos años, se ha convertido en el sitio de encuentro de numerosos conciudadanos para compartir gastronomía y algo mas.