San Sebastián es un barrio muy antiguo en Latacunga, en su contemporáneo templo hay una pila bautismal con una inscripción con el año 1570, posiblemente el año en que se la bendijo.
El actual templo es del siglo XX, en el mismo espacio colonial, donde se habrían realizado ejercicios religiosos por parte de dominicos y franciscanos.
Para 1901 la parroquia se anexo al curato de la Matriz, es decir, pasaron el clero regular al secular.
El jesuita Pedro Bruning, interviene con las torres que se pueden ver en la imagen, con arquivoltas en su ingreso, todo esto en el primer cuarto del siglo XX.
La parroquia urbana «Juan Montalvo» (creada en julio de 1920) donde se encuentra el templo, es la más extensa de la ciudad, tiene sus anejos: San Martin, San José, Colatoa y Pusuchisi.
En la imagen, hacia 1955, podemos apreciar la plaza, con el entorno edificado y abierto, donde se puede mirar la residencia que fue de la familia Hervas Carrillo (sobre el templo; color blanco con tejado) donde se dice hasta hubo una cancha de tenis, allí se ubica esta calle denominada «del empedrado» (hoy Juan Abel Echeverría).
En este espacio de la calle, se dieron episodios y personajes de nuestra historia social, desde una de las modernas sastrerías a inicios del siglo XX (de Leónidas Naranjo Rivera y su padre Naranjo Arroba, venido de Ambato), hasta el espacio urbano y residencial del autor de la música de nuestro himno a Latacunga, César Viera Pérez, aparte de muchas familias protagonistas de la política local y afamados artesanos.
En la imagen (fotografía de Fernando Zapata) la pila ubicada en 1955, a la derecha la Casa Consistorial (hoy Dirección de Seguridad Ciudadana) y en el terreno con sembríos hoy se encuentra la Escuela Luis F. Vivero.
En este centro parroquial inicio su actividad magisterial, Elvira Ortega Freire hacia 1902.
Además de ello, San Sebastián fue un centro de encuentro de los latacungueños, para juegos como el fútbol, pues se dice que allí se jugó el primer encuentro hacia 1914; pero además se reunían para los juegos de azar y la diversión nocturna, dónde en 1912, por ejemplo, se suscitó un trágico suceso, como fue el asesinato de un señor de apellido Maldonado, en una «noche de tragos y mujeres» dónde nunca se encontró su cadáver, y solo en 1956 se lo dio legal y jurídicamente muerto.
Lo cierto es que, la sola revisión de las partidas de bautismos y matrimonios de San Sebastián, queda en claro que era el sitio predilecto para diversión, afectos, amoríos e hijos naturales, con apellidos que nos sorprenderían, pero eso es otro tema.
¿Pero, cómo es esto del barrio de «los shairucos» ?
Se debe a la planta semejante al tabaco en las hojas y en las flores y en las bayas, como nos dice el jesuita Mario Cicala a mediados del siglo XVIII. Nos dice además que el «shaire» es embriagador en exceso, se la llamaba tabaco de pobre (Galo Chacón nos lo recordaba), y era abusada por los indígenas que querían hacer daño a otros, pues -dice Cicala- los transforma en una bestia, no sabe qué hace, ni oye lo que dicen, ni conoce con quién habla ni lo que habla. En fin, todo termina en una muy grave enfermedad, culmina el jesuita italiano.
Mucho hay que decir de este emblemático barrio, que tuvo una importante plaza indígena y cobija a grupos sociales y familiares muy tradicionales, dignos de comentarios posteriores, por lo pronto, lo descrito es un buen ejemplo de nuestra historia social y urbana.