Un recuerdo del legado del Dr. Vicente León a 252 años de su nacimiento

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Esta historia tiene su inicio con el bautismo de un niño expósito a las puertas de sus abuelos don Joseph León Rivera y María Josefa Arguelles Mercado (Vicente León indica en su testamento que su madre fue María Josefa Arguelles y Mercado), un 17 de enero de 1773, llamado “Joseph Vicente” (estudios de genealogía y documentos varios, nos indican que su madre fue María León y Arguelles). Estudió en el Colegio “San Fernando”; llega en 1791 por cinco años a Pujilí en calidad de profesor de latinidad; ingresa a los estudios de Jurisprudencia en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, fue además catedrático en el mismo “San Fernando”, logra graduarse de “bachiller”, pero no se consigue finalmente que en la Secretaría de la Universidad se asienten las notas de su grado de abogado, por tanto no logra su objetivo de doctorarse, se decepciona e intenta trabajar en una compañía comercial con su pariente el Dr. Ignacio Vela, donde Vicente León debía trabajar en el Perú, sin embargo de disolverse dicha sociedad, viaja al país sureño donde reside de 1804 hasta su fallecimiento en 1839. En el vecino Perú se gradúa de abogado (luego de 1809), y ejerce altos cargos en varias ciudades, de los cuales el más importante es ser nombrado por el Libertador Bolívar primer Presidente de la reorganizada Corte de Justicia del Cuzco en febrero de 1825 (Paúl García Lanas, “Vicente León: el hombre”. CCE Cotopaxi, Periódico Cultural Molinos Monserrat, N° 64, mayo 2000, páginas 11 a 13).

Sus logros y cargos profesionales se los puede resumir a: Jurista en Cuzco, Trujillo y Arequipa; Asesor del Gobierno del Puno en 1814; Gobernador de Tana y Auditor de la División de Intermedios en 1821; Secretario de los Generales Las Heras y Alvarado en el mismo año; Oficial Primero del Ministro de Guerra; Sargento Mayor del Ejército, graduado de Teniente Coronel y Auditor de Guerra del General Santa Cruz en 1823. Falleció el 28 de febrero de 1839. (Oswaldo Rivera Villavicencio “Pensamiento y Obra del Instituto Superior Vicente León”; Latacunga 1992, página 13).

El Dr. León logró en el Perú agrupar una fortuna realmente apreciable, la misma que fue dividida testamentariamente en dos partes. La primera, diez mil pesos a sus tres hijos: 3 mil pesos a Lorenza, nacida en 1817, que la tuvo en Manuela Guzmán; 4 mil pesos a Martín nacido en 1828, que lo tuvo en Francisca Alamaza, quien vivió con el filántropo hasta su muerte y 3 mil pesos a Guillermo, nacido en 1830 hijo de Angelina Baca (Paúl García Lanas, “Vicente León: el hombre”. CCE Cotopaxi, Periódico Cultural Molinos Monserrat, N° 64, mayo 2000, página 13). Y el resto, cerca de 92 mil pesos a su ciudad natal Latacunga, para que en ella se instale un “colejio de educación”, pero conozcamos la parte más importante de su testamento en este sentimiento de gran filantropía:

“Constituyo en el remanente de mis bienes por heredero universal a mi Patria Tacunga, Ciudad o Villa, para que se instituya en ella un colejio de educación compuesto de las cátedras siguientes: tres de las lenguas latina, francesa e inglesa, una de Matemáticas, otra de Química, otra de Física Moderna, otra de Náutica y otra de medicina asignando para cada una de ellas la dotación de cuatrocientos pesos ……….”.

Pues bien, la noticia llegó a Latacunga y no dejó de sorprender a todos. El 23 de julio de 1839 se reunieron las autoridades y gentes notables de la Villa de Latacunga, para conocer la magnífica noticia del legado del Dr. León. Se entregaron copias del testamento del Dr. León, sin embargo, no se logró recuperar la totalidad de la testamentaria sino años después, por ello, cuando se recaudó algún porcentaje de la misma (12 mil pesos en 1840), luego de dos años de fundarse el colegio se inauguran sus actividades un 24 de mayo de 1842, en una casa esquinera de la plaza mayor, propiedad del Escribano Juan Antonio Vivero. El decreto en efecto tiene fecha 7 de mayo de 1840, firmado por Presidente Juan José Flores, allí se funda el COLEJIO SAN VICENTE. La instalación aquel 24 de mayo lo firmaron el Corregidor Antonio Mata Viteri, el primer rector Fray Rafael María Vásquez González y los funcionarios municipales Joaquín Iturralde, Manuel Moscoso, Carlos Viteri, Francisco Zevallos (síndico) y Camilo Gallegos.

Hay que destacar que entre los primeros jóvenes matriculados el 25 de mayo, constan dos ecuatorianos que llegaron a la Presidencia de la República: Ignacio de Veintemilla Villacís y Antonio Flores Jijón; en total fueron 87 los alumnos fundadores del prestigioso colegio (César Sandoval Viteri “Revista Conmemorativa del Primer Centenario de la Fundación del Colegio Vicente León” 1842-1942; Latacunga, 24 de mayo de 1942, páginas 62 y 63). Estudios posteriores, realizados por el fallecido intelectual Sr. Marco Karolys Baca, nos indica que fueron 125 alumnos matriculados.

Se pensó en edificar una estatua que debía ser colocada en la plaza mayor de la ciudad; repatriar sus restos, pero lamentablemente no llegó la autorización para que una delegación de latacungueños viajen al Perú para trasladarlos, tuvieron que pasar 83 años para que se levante un monumento (inaugurado en agosto de 1925) en su honor y fue recién en 1973 cuando una comisión trajera ”simbólicamente” sus restos.

En fin, el colegio se fue desarrollando de buena manera, los fondos fluían y lo hacían tan bien que el Estado ecuatoriano solicitó en seis ocasiones “empréstitos” al plantel para solventar dificultades económicas, así se lo hizo y fueron pagadas, tarde pero fueron canceladas. En realidad, la fortuna llegada a Latacunga, representaba en 1839 a la casi cuarta parte del “Presupuesto de Gastos” del Estado ecuatoriano. Hasta la primera mitad del siglo XX, el Colegio ofrecía préstamos a la ciudadanía.

Lógicamente es imposible resumir en esta recopilación, el accionar de sus rectores, que en un número superior a 60, hicieron de sus administraciones, el sinónimo de desarrollo local y nacional, siempre pensando en el progreso de sus alumnos, que fueron ciudadanos serviciales a los más caros intereses de la Patria, así se podrían nombrar a Mandatarios, Ministros de Estado, Presidentes de la Corte Suprema de Justicia, científicos y galenos de renombre nacional, literatos, poetas y escritores valiosos, deportistas de gran talla, en fin, miles y miles de alumnos /nas en más de 180 generaciones de estudiantes y bachilleres.

Algunos alumnos vicentinos: Luis Felipe Borja Pérez en 1857; Luis Fernando Ortega Espinosa en 1844; Crnl. Rafael Barriga en 1842; Juan Benigno Vela Hervas hacia 1861; Angel Polivio Chávez en 1873; Luis Felipe Chávez Obregón se graduó en 1902, Segundo Maiguashca Aymacaña en 1925 (primer indígena graduado), Camilo Ponce Enríquez en 1930; Beatriz Jiménez Baquero -entre otras- en 1925 (primeras alumnas) Reinaldo Varea Donoso en 1934, Rafael Cajiao Enríquez en 1912 y más, muchos más (Paúl García Lanas, “Nuestra Historia Social”, Diario “la Gaceta” 11 de agosto de 2001 y “Los Ambateños en el Colegio “Vicente León”, 17 y 18 de septiembre de 2004).

Maestros y Rectores de la talla de Rafael Quevedo Pozo, Quintiliano Sánchez, literatura en 1857, Celiano Monge Navarrete literatura en 1894 (además Vicerrector), José Antonio Cornejo Ozaeta, Felipe Sarrade Manosalvas en 1860, Antonio Echeverría Llona, su hijo Juan Abel, el agustino Angel Fatteschi, el jurista Enrique Iturralde Irazabal, los científicos Vicente Quevedo y su sobrino y Marco Tulio Varea Quevedo, el escritor Belisario Quevedo Izurieta y su padre el jurista homónimo y muchos, muchísimos más.

El aporte a la cultura latacungueña, por parte del colegio “San Vicente” y luego desde 1895 “Vicente León”, tiene varias aristas. El primer rector fue un jesuita, de tal manera que la permanente preparación intelectual fue parte fundamental en el día a día de los vicentinos de aquellos años. Pronto vendría en más de una ocasión la administración del Dr. Rafael Quevedo Pozo, a quien Latacunga le debe mucho.

Vale decir que del tronco familiar del Dr. Rafael Quevedo Pozo, se tienen varios rectores vicentinos, a saber: sus hijos Vicente Quevedo Maldonado y Belisario Quevedo Figueroa, sus nietos Marco Tulio Varea Quevedo y Belisario Quevedo Izurieta, dos bisnietos, José Varea Donoso y José Gabriel Terán Varea y un tataranieto, Rafael Lanas Varea.

Entonces tenemos los aportes trabajados en la imprenta del Colegio hacia 1851, la segunda fue traída de New York en 1861 (que trabajaron miles de impresos para varios Gobiernos Nacionales), se constituía quizá en la más moderna del centro del país sin duda, de allí saldrían folletos, revistas e impresiones de variada índole, así se puede verificar en las ediciones que constan en diferentes archivos y bibliotecas nacionales. El pensamiento y obra de quienes fueron autoridades, funcionarios y alumnos del plantel, se los pueden verificar en buena parte en la obra editada en 1992, autoría del Lcdo. Oswaldo Rivera Villavicencio, quien al conmemorar los 150 años del inicio de funciones del colegio publicó su “Pensamiento y Obra del Instituto Superior Vicente León”, allí se pueden leer discursos, escritos y pensamientos de todos los rectores, desde Rafael María Vásquez en 1842 hasta Fredy Torres en 1992.

El colegio fue testigo además de manifestaciones de cultura, de ciencia y de filantropía, en todas sus manifestaciones. No se pueden olvidar las primeras noticias impresas de los alumnos en 1936 en la revista “Estudiantil”, luego vendría “Alborada” en la década de los 50, pero la más importante y constante (maestros y estudisntes) ha sido “DINAMIA”, que inició sus publicaciones con ocasión del centenario del plantel en mayo de 1942, lamentablemente no llegaron al número 30.

Con ocasión del centenario del colegio, se publicaron, entre otras impresiones, la biografía del Dr. Vicente León del historiador Neptalí Zuñiga Garzón (obra ganadora de un concurso nacional de biografía) y la elegante revista, autoría del entonces Secretario del colegio César Sandoval Viteri, donde se pueden leer varios temas como la semblanza del filántropo, el decreto de creación del colegio, rectores en 100 años, sus alumnos fundadores y numerosas fotografías.

Entre sus bienes patrimoniales tenemos la propiedad denominada “San Gabriel”, al norte de la ciudad, que fue el cimiente del Colegio Técnico de Agricultura de la Sierra “Simón Rodríguez” en 1949. En estos terrenos laboraban los colegio “Dr. Camilo Gallegos Domínguez” y “César Viera Pérez”, en parte de la propiedad denominada “Laigua” se construyó el Instituto de Agronomía “Simón Rodríguez”; años atrás en el sector norte de la manzana del colegio, en el centro de la ciudad, funcionaron varias instituciones educativas, como la escuela “Simón Bolívar” hasta 1938; el colegio regentaba por un tiempo la Casa de Artes y Oficios en 1928, cuando allí se pensó ubicar una fábrica de cerámica; el colegio “Victoria Vásconez Cuvi” fundado en 1962 fue la derivación femenina del plantel vicentino y nació con una buena parte de su presupuesto. Toda el área de la Brigada de Fuerzas Especiales “Patria”, al norte de la ciudad, fueron propiedades del colegio, que se las enajenó en la década de los años 70 del siglo pasado. La recientemente inaugurada (noviembre de 2012) Maltería Maal, se construyó en terrenos que fueran hasta los años 50 del colegio Vicente León, donde por 1955 se inauguró Cervecería “La Victoria”. Junto a este local, existen dos locales de Concesionarias de Automoviles, el producto de sus arriendos, no son destinados para el Colegio lamentablemente, van a parar al Estado Ecuatoriano, tomando en cuenta que el plantel tiene numerosas necesidades.

Finalmente hay que explicar acerca de la edificación patrimonial del colegio. Un año después de iniciar funciones en el pequeño local de la esquina nororiental de la plaza mayor, se adquirió lo que quedaba del viejo templo de los jesuitas, desplomado por un sismo -en su mayor parte- en 1757; la edificación fue ampliándose con el pasar de los años, hasta completar la cuadra completa en el siglo 20.

En agosto de 1929 se inauguró, con la presencia del Presidente Isidro Ayora, el teatro del colegio, obra del Arq. Augusto Ridder Ostman, en estilo neoclásico con hermoso telón pintado por el artista Pedro León Donoso, butacas y palcos de gran belleza, paneles decorados y pintados por el artista latacungueño Francisco Aymacaña. Hacia 1958, autoridades “enemigas de la ciudad” destruyeron el teatro (palcos y demás). El patrimonio edificado el plantel, así como buena parte de sus bienes, han sufrido de adulteraciones y desapariciones respectivamente.

Posee hoy el colegio un local en el barrio denominado “La Cocha” al norte de la ciudad, además una propiedad en pleno centro, adjunta al edificio de la Gobernación (calle “Quito”, que fue de la familia Espinosa, donde funcionó un tiempo Clínica “Santa Cecilia”), que se extiende hasta la parte posterior de ésta, en la calle “Belisario Quevedo”.

El 24 de mayo de 1989, se entregó en donación al plantel la casa que fuera de la familia Naranjo Iturralde, en las calles “Napo” y “General Maldonado”, allí se ubica el afamado museo zoológico del colegio, hasta algunos años el más completo del Ecuador, iniciado en el rectorado de Belisario Quevedo Izurieta en 1921; lleva el nombre de “Centro de Investigaciones Dr. Trajano Naranjo Jácome”.

Fachada del teatro del plantel hacia 1950
Fotografía hacia 1920; antiguos patio y claustros de los jesuitas, propiedad del Colegio desde 1843, llamado “patio de las rosas” desde inicios del siglo XX


Fuente: archivo historiográfico del autor e internet. 

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