“Las opiniones publicadas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan la opinión de la Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito. Todas las opiniones han sido publicadas con la expresa autorización de sus autores.

No se visualizan escenarios alentadores para el país. El sistema de elección de dirigentes políticos no es confiable. Cualquier entusiasta con “diversos intereses” puede postularse para dirigir el Estado y la masa ciudadana observa, duda y cae en la trampa depositando su voto, no por convencimiento sino por obligación “cívica” y exigencia burocrática.

Dante, en su descenso a los infiernos, tendría un extenso trabajo describiendo las características de los postulantes, que con la alegría del TikTok y algo de dinero se han puesto en oferta y van confiados de que si no ganan, al menos lograrán algunas ventajas.

Quien gobierne un país se debe ser irrenunciablemente íntegro y comprometido, conocer su historia, comprender la estructura social, los intereses mayoritarios, como los de las élites que, en nuestro caso, están contaminados, entender la economía y tener visión para encontrar soluciones y contar con un equipo multifuncional que pueda resolver con urgencia la situación de crisis.

Gobernar este país construido sobre diversos grupos, culturas e intereses y hoy penetrado por la oscura economía no es tarea fácil. Si se pretende ser eficiente y honesto hay que coordinar todos los intereses sociales y económicos, por tanto la tarea no es cuestión de discursos y ofertas demagógicas sino de acciones creativas, precisas y efectivas.

Sumado a lo anterior está el control del sistema subterráneo del narcotráfico, tema complejo dado el grado de penetración que tenemos en la actualidad y el poder que este tiene en la economía nacional y en las estructuras de la sociedad.

¿Qué nos espera? Si la gran mayoría de locuaces candidatos y candidatas encantaran a buena parte de ese público poco crítico, que consume cualquier mensaje falso o parcialmente cierto, con la esperanza de encontrar alivio a su crisis existencial de sobrevivir en un país caro, sin empleo, sin salud, sin nada, ni siquiera la vida segura.

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